Hay veces que la suerte te sonríe y, cuando menos te lo esperas, encuentras algo que llevabas tiempo buscando. Eso me pasó con esta carroñada de buitres leonados, que devoraban una oveja merina completamente ajenos a mi presencia. Se encontraban en un pastizal al lado de la carretera, casi en la cuneta, y me permitieron hacerles un montón de fotos desde el coche sin espantarse lo más mínimo. En el grupo había también un buitre negro que estaba esperando su turno, al que no pude meter en el encuadre. Como puede apreciarse, la imagen fue tomada a finales de verano y el pastizal estaba literalmente cubierto de cardos.
Después de hacer varias pruebas, dí con el diafragma que me permitió conseguir a foco todas las cabezas de los buitres sin que los cardos tuviesen excesivo protagonismo.
Nikon D300 + Nikon 600 f4 (ISO 250; 1/250; f13; -0,67 eV)