Fuente de la Quimera
Nikon D300 + Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/250; f8; -0,33 eV)
La Fuente de la Quimera se encuentra en el corazón del
Parque Nacional de Monfragüe, entre el Puente del Cardenal y la Fuente del
Francés, a orillas del rio Tajo. Resulta
tan insignificante en la grandiosidad de las umbrías que la cobijan, que has de
pasar justo a su lado para reparar en ella. Las pizarras con las que fue
construida logran que pase desapercibida en el entrono y parece emerger de las entrañas
rocosas que hay tras ella. La fuente sólo es visible en aquellos períodos en los que el nivel de río está bajo, quedando en otros completamente cubierta por las aguas del embalse.
Además de su curiosa arquitectura, en la que destaca su perfecta
cúpula similar a la de los ancestrales chozos vettonicos, me resultó
especialmente llamativo que su nombre evocase a las quimeras. Ello me llevó a
intentar buscar una posible relación entre las acepciones de la palabra quimera
y esta preciosa fuente.
Fuente de la Quimera
Nikon D300 + Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/200; f7.1; -0,33 eV)
Quimera, en la mitología griega, era un terrible monstruo
con cuerpo de cabra, cuartos traseros de dragón y cola de serpiente. Su cabeza
era de león, pero también tenía en el lomo una segunda cabeza de macho cabrío.
Otra de sus cualidades era que vomitaba fuego por sus cabezas y por la parte
trasera de su cuerpo, además de ser un animal sumamente ágil y rápido en sus
ataques. Quimera asolaba los campos, aterrorizando a los pastores y devorando sin
piedad sus rebaños de ganado.
Representaciones de Quimera
No existen citas o referencias que confirmen que semejante bestia
habitase en las umbrías de Monfragüe en tiempos mitológicos (ni tampoco en los
censos más recientes), pero su costumbre de alimentarse del ganado quizás fuese
la razón para honrar a la fuente con esa denominación, siendo estas tierras desde
antiguo una encrucijada de cañadas trashumantes y la ganadería uno de los
principales modos de vida. O quizás, la notable vocación de estas fragosas
sierras como cobijo de bandoleros y salteadores de caminos (como “El Cabrerín”
o “La Serrana”) hayan hecho que permanezca arraigado en el imaginario popular
el temor al encuentro con seres espeluznantes, especialmente de aquellos que
vivían o transitaban por estos apartados riberos del Tajo.
Fuente de la Quimera
Nikon D300 + Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/320; f9; -0,33 eV)
Por suerte, otro héroe mitológico llamado Belerofonte
consiguió matar a Quimera con la ayuda de Pegaso, su caballo alado, introduciendo
en sus fauces una lanza con la punta de plomo. Quimera, al defenderse vomitando
fuego contra Belerofonte derritió el plomo de la lanza, que abrasó letalmente sus
entrañas.
Belerofonte, a lomos de Pegaso, luchando contra Quimera
Dejando a un lado las elucubraciones mitológicas, las
quimeras son también aquellas ilusiones o fantasías que nos obsesionamos en
creer como posibles pero que en realidad no lo son. ¿Quién no ha soñado con sus
propias quimeras? Esta acepción también podría estar relacionada con la
denominación de la fuente. Aquellos que siglos
atrás se detuvieron a beber en sus frescas aguas debieron contemplar desde este
enclave un escenario natural sobrecogedor, donde el río Tajo aún corría libre y
encajonado entre portentosas sierras tapizadas por una vegetación mediterránea
exuberante, quizás el más bello paisaje que sus ojos jamás habían visto. Este lugar debía provocar auténticas ensoñaciones
y a buen seguro la fantasía se desbordaba queriendo adivinar las grandezas que
podrían esconderse aguas abajo, hacia tierras lusitanas, o quizás más allá, al
llegar a ese mar donde se decía que moría el Tajo y que era la puerta hacia las
Américas. O puede que la imaginación se excediera presintiendo todo aquello que podría deparar el camino si se
continuaba avanzando hacia el nacimiento de este serpenteante río, quizás rebasando
las enigmáticas montañas de Gredos o adentrándose en tierras castellanas,
cargadas de historia y de la esperanza de encontrar grandes urbes y riquezas.
Fuente de la Quimera (detalle de la cúpula)
Nikon D300 + Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/200; f7.1; -0,33 eV)
Pero, muy a mi pesar, seguro que ni la mitología ni los
sueños imposibles tenían que ver con el nombre de fuente. Hay una acepción más
de la palabra quimera que recoge la Real Academia Española, con el significado
de “riña, pelea o pendencia”, si bien ya está desuso en nuestro lenguaje y a
penas se utiliza. No obstante, he
encontrado bastantes referencias en textos antiguos en los que se hacía
referencia a las quimeras como situaciones en las que se producían peleas y
disputas. La más curiosa de ellas figuraba en una narración sobre las costumbres
de los jóvenes de la comarca de Las Hurdes, que contaba que cuando los mozos acudían
a las fiestas de los pueblos y alquerías vecinas iban armados con cayados o garrotes
(también llamados “cacheras”, “verdiones”, “verdolagus” o “estaonchus”), que les
servían para defenderse en las muchas quimeras que se preparaban en tales días
(¡esas quimeras deberían ser verdaderas broncas a palos entre ellos!).
También he encontrado un fragmento de un precioso poema en
castúo de José María Gabriel y Galán (“El desafío”), donde emplea esta palabra
con dicho significado (“ajuyir de quimeras”: huir o evitar las peleas).
El Desafío (Gabriel y Galán)
…“Si alguno tiene asaúras y halbeliá más
que lengua,
jala p'alanti ahora mesmo, que, al que de mi se grojea
sé yo jaceli una raya pa embajo de alguna teta.
Sos tengo bien alvertío, por ajuyir de quimeras,
que cuando yo jechí rondas a la vera de esta reja
calli la boca quien pasi pa que le salga la cuenta
y jaga que no ma visto, y andi agúo y no se güelva,
que esta calli es pa mi solo dendi que Dios anocheza.”…..
….“Si alguno tiene entrañas y habilidad más que lengua,
que se eche para adelante ahora mismo, que, aquel que de mi se burla
le puedo clavar la navaja por debajo de una teta.
Os lo he dicho varias veces, para evitar disputas,
que cuando yo este de ronda, debajo de esta reja
que calle la boca, quien pase, para no tener problemas
o haga que no me ha visto, que se haga el loco, y no se vuelva,
que esta calle es para mi solo, desde que por dios anochezca.”…
Aunque me gustaba más fantasear con los dos primeros
significados de la palabra quimera, casi se podría asegurar que el nombre de
esta fuente realmente tiene que ver con antiguas historias de riñas, peleas o
disputas que alguna vez sucedieron en este lugar y que tuvieron la relevancia suficiente
como para quedar unidas para siempre a la toponimia de Monfragüe. Quizás algún
día alguien nos las desvele!
La Fuente de la Quimera se ecuentra en las cercanías del Puente del Cardenal, en la margen izquierda del río Tajo
Nikon D300 + Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/400; f10; -0,33 eV)