Macho de gorrión moruno con una hormiga en su pico.
Nikon D500 + Sigma 150-600mm (ISO 400; f 7,1; 1/400s; -0,33 eV; focal 600mm)
Nikon D500 + Sigma 150-600mm (ISO 400; f 7,1; 1/400s; -0,33 eV; focal 600mm)
El pasado mes de octubre, coincidiendo con las lluvias, se
produjo una extraordinaria emergencia de hormigas voladoras (Messor barbarus),
también llamadas “alúas” en referencia a sus grandes alas. Cuando este fenómeno
se produce a mediados de septiembre, la superabundancia de estas hormigas
coincide plenamente con el paso migratorio de muchas especies de aves,
convirtiéndose en un recurso trófico extraordinario que les permite acumular
suficientes reservas energéticas para afrontar sus largos desplazamientos. Este
año las lluvias se han retrasado y las hormigas han emergido cuando la mayoría
de los migrantes ya habían pasado, así que han sido otras especies las que se
han beneficiado de este abundante recurso.
A mediados de octubre tuve la
ocasión de observar numerosos bandos de gorriones morunos alimentándose
intensamente de hormigas en los cultivos y pastizales donde se producían las
emergencias, cazándolas al vuelo o directamente en el suelo. Pero me sorprendió
especialmente verlos en posados en las alambradas, utilizándolas como posaderos
desde donde volaban para capturarlas y luego regresaban a comérselas, al mas
puro estilo “papamoscas”.
Bando
de gorriones cazando hormigas al vuelo. Muchos de ellos utilizaban la
alambrada como posadero para localizar sus presas y luego volver a
posarse para comérselas. Otros preferían capturar las hormigas
directamente en el suelo. Las vacas, tan sorprendidas como yo.
Nikon D500 + Sigma 150-600mm (ISO 8000; f6.3; 1/8000s; -0,33 eV, focal 150mm).
Nikon D500 + Sigma 150-600mm (ISO 8000; f6.3; 1/8000s; -0,33 eV, focal 150mm).
La verdad es
que fue un impresionante espectáculo ver a cientos de gorriones cazando hormigas
en vuelo con tanta dedicación. Curiosamente se encontraban en una zona arrozales
que estaban aún medio cosechar, donde además tenían la posibilidad de
alimentarse sin problemas de grano (pese a los carburos), pero la
disponibilidad de proteína animal les debía atraer mucho más.
Los gorriones morunos tienen una dieta mucho más insectívora
de lo que podría parecer pero, sobre todo, son unos grandes oportunistas que
aprovechan a la perfección todos los recursos disponibles en los hábitats
agrarios.