sábado, 26 de junio de 2010

¿Dónde dices que vas?

Garceta común (Nikon D300 + 600mm, ISO 320; 1/2500; f5; -0,3 eV)

Esta imagen la tomé durante una de las últimas tormentas de primavera, una tarde que llovía a cántaros. Se me ocurrió que podía acercarme a la colonia de garzas del río Guadiana para intentar fotografiar aves en vuelo cuando dejase de llover y usar como fondo el arco iris. Y era de suponer que ambas cosas podrían ocurrir: las tormentas no suelen durar mucho tiempo en estas fechas y el arco iris, en caso de que salga el sol, casi siempre aparece.
La diferencia entre esperar en casa a ver si sale el sol o marcharte al campo en plena lluvia es que puedes jugar con ventaja. Si todo ocurre como imaginas, dispondrás de un lugar en primera fila, el primer resplandor del sol tras la tormenta será tuyo y, casi con seguridad, contemplarás antes que nadie la aparición del arco iris.
En esta ocasión ocurrió así. Cuando llegué a la colonia de garzas aún llovía intensamente y tuve que esperar a cubierto a que pasase el chaparrón. De repente, las oscuras nubes se alejaron y apareció el sol del atardecer iluminándolo todo. Fue cuestión de segundos que surgiese un espectacular arco iris en el horizonte, perfecto como fondo para embellecer cualquier imagen. Una vez que la meteorología cumplió lo previsto, lo más complicado consistía en conseguir una imagen en la que las aves pasasen justo por delante el arco iris ….teniendo en cuenta además que este fenómeno óptico dura relativamente poco tiempo y no siempre se muestra con la misma intensidad (gana o pierde contraste en función la incidencia los rayos del sol al atravesar las partículas de humedad). En este aspecto no tuve mucha suerte, ya que el arco iris apareció fragmentado y sólo podía aprovechar uno de sus extremos, un poco escorado de la zona donde pasaban volando las garzas con más frecuencia. Después de varios intentos fallidos esta garceta fue la que cruzó el arco iris, aunque en un momento en el que ya había perdido mucha intensidad. Ha sido necesario reavivar los colores digitalmente para destacar la gama cromática del arco iris….proceso en el que he contado la inestimable ayuda de “El Vuelo del Onocrótalo” para el retoque con Photoshop, a quien agradezco sus enseñanzas y su admirable paciencia con los ignorantes crónicos de esta valiosa herramienta.

Los días de tormenta son mis preferidos para hacer fotos. El arco iris es fugaz, pero es posible aprovechar durante un buen rato las posibilidades del intenso cromatismo de las nubes tomentosas, grises, plomizas, casi violáceas, iluminadas por sol.  Acertar con la exposición correcta al fotografiar el brillante plumaje blanco de las garcillas y garcetas sobre un fondo de nubes plomizas es siempre un complicado reto (por lo menos, a mi me cuesta!), ya que los blancos tienden quemarse en exceso.
 
Garcilla bueyera (Nikon D300 + 600mm, ISO 320; 1/2500; f5; -0,3 eV)

Ella:  Pero….¿dónde dices que vas?
Yo: -Al río, a hacer unas fotos de las garcillas!
Ella: ¡Pero si está lloviendo!
Yo: Pues por eso.
Ella: Bufff….no estás bueno....

martes, 8 de junio de 2010

Una mosca en la flor del gamón


Ayer por la tarde me escapé un rato a lugar cercano a Badajoz donde suelo ir a hacer fotos con el macro (eso quiere decir que en la mochila sólo me llevo  la cámara, el macro, el flash y me olvido del resto del equipo). Se trata de un pequeño pastizal al lado de la carretera de Badajoz a Alvarado, en las inmediaciones de “Casa Colorada”, un lugar que podría pasar perfectamente desapercibido, igual a otros muchos y aparentemente sin ningún atractivo digno de mención. Pero el azar hizo que un día me detuviese allí y que descubriese interesantes especies para fotografiar, por lo que desde hace unos años siempre procuro hacer una visita a mi cuneta de carretera favorita.

En realidad fui en busca de los ejemplares de Libelloides, de los que ya he subido alguna imagen tomada en este lugar, pero no conseguí ver ni uno. En esta ocasión la sorpresa ha sido este diminuto díptero que se encontraba en las flores de un gamón (Asphodelus sp.), dotado con esa desmesurada trompa para alimentarse.

Todas las imágenes están hechas con los mismos parámetros, ya que ajusté la cámara en manual y opté por una velocidad de 1/160 (suficiente para evitar que saliesen movidas), un diafragma f25 (buscando una profundidad de campo suficiente y fondos oscuros), subexponiendo -0,33 eV y a ISO 200. Utilicé el flash anular y sin la ayuda del trípode, del que me acordé a destiempo.

Si alguno de vosotros conoce la familia, el género o la especie le agradecería mucho la información, ya que la belleza de esta pequeña mosca no se merece permanecer en el anonimato.

Gracias a la aportación de Javier Gallego (Macroinstantes), ya sabemos que este Díptero pertenece a la Familia Bombyliidae y al género Phthiria (ver en "comentarios" el enlace a su blog con más imágenes sobre este género).


 

 

 



 


domingo, 6 de junio de 2010

Pontia o mariposa de la mostaza (Pontia daplidice)

Nikon D300 + Tamron 90mm 2.8 (ISO 500; 1/320; f20; -0,3 eV; prioridad apertura)

Hace unas semanas tuve la suerte de encontrarme con esta pareja de mariposas de la mostaza (Pontia daplidice), a las que pude fotografiar en varias ocasiones tras seguir sus erráticos vuelos por el pastizal de una dehesa. Para poder hacer varias imágenes aceptables dediqué más de media hora a perseguirlas, hasta que se posaban de nuevo. A continuación, tocaba pelear con el viento, uno de los principales enemigos de la fotografía cuando utilizas un objetivo macro. Siempre buscas ese momento en el que la mariposa se mantiene en un solo plano para conseguir que aparezca totalmente enfocada, algo que resulta más complicado cuando se trata de incluir dos ejemplares en la composición. El viento hace que sus delicadas alas se muevan o que se giren, comprometiendo en muchos casos el resultado final. Otro de los inconvenientes más frecuentes cuando usas el macro son los fondos, especialmente cuando se trata de insectos que se mueven a ras de suelo y hay un pastizal muy desarrollado en altura y cobertura, que “ensucia” las imágenes y les resta protagonismo. A veces hay que tirarse literalmente cuerpo a tierra para meter el cielo en la composición o alejarte en lo posible de la vegetación del fondo.

Nikon D300 + Tamron 90mm 2.8 (ISO 500; 1/320; f20; -0,3 eV; prioridad apertura)
Pero la persecución, además de ser divertida y de poner a prueba tu paciencia  y habilidades, tiene la ventaja de que te permite la posibilidad de fotografiar a las mariposas en diferentes situaciones de luz, fondo y posaderos, un recurso que siempre se agradece. En este caso, se posaron en el tallo de una flor, después en un chaparro de encina, en un lirio, en una viborera….y así hasta que las perdí de vista.
Nikon D300 + Tamron 90mm 2.8 (ISO 500; 1/400; f20; -0,3 eV; prioridad apertura) Sobre una viborera (Echium plantagineum)


Suelo utilizar el flash anular en estas imágenes (o al menos probar resultados), pero un rato antes le rompí la zapata tras caerse la cámara del trípode. La luz de la mañana era aún buena, pero para poder cerrar el diafragma tuve que aumentar las ISO (hasta ISO 500)  y así disparar a una velocidad aceptable.

Nikon D300 + Tamron 90mm 2.8 (ISO 500; 1/250; f29; -0,3 eV; prioridad apertura) Detalle de la cabeza, posada sobre una hoja de encina



martes, 1 de junio de 2010

La rectriz externa del chochín (para Víctor Pizarro)


Estas líneas están especialmente dedicadas a mi amigo Víctor Pizarro (Ciudad Dormida), al que agradezco enormemente el comentario que dejó en la anterior entrada de este blog (“Blanco, azul y negro”) por hacerme recordar aquellos maravillosos años iniciáticos que tuvimos la suerte de compartir.

Por fortuna, en aquella época ya teníamos la buena costumbre de apuntarlo todo en nuestras libretas de campo y, repasando, resulta que fue en 1982 y no en 1988 cuando ambos nos conocimos en un campamento organizado por ADENEX en Monfragüe. Supongo que los 28 años que han transcurrido desde entonces quizás sean responsables de que la memoria nos falle de vez en cuando, je, je!
 Portada de mi libreta de campo del año 1984, con una pegatina de la comisión de zoología de ADENEX

Aquella acampada fue para mí una de las experiencias más intensas de mis comienzos pajareros y recuerdo la emoción de ver por primera vez todas esas aves emblemáticas (la cigüeña negra, el buitre negro, el águila imperial, el halcón peregrino….) y de recorrer a nuestras anchas los lugares más recónditos de Monfragüe con la sensación de estar descubriendo algo nuevo a cada paso. En aquella época Monfragüe no alcanzaba ni por asomo las cifras abrumadoras de visitantes que tiene en la actualidad, ni era tan conocido fuera de la región. En plena Semana Santa se podía acampar libremente en las orillas del Arroyo Malvecino o disfrutar del espectáculo del Salto del Gitano casi a solas. A falta de Centro de Interpretación, las charlas nocturnas se amenizaban proyectando dispositivas sobre una de las paredes de la iglesia de Villarreal de San Carlos, que entonces estaba pintada de blanco. 


Algunos de los instrumentos de "aquella época": binoculares Super Zenith 8x30 (me duraron más de 8 años), proyector de diapositivas (con carrusel giratorio, lo más de lo más) y camara analógica (en casa había una fantástica Olympus Pen como la de la foto, pero no me dejaron llevarla al campamento)

Yo tenía entonces 15 años y un par de años antes tuve la enorme suerte de que me regalaran mi primera guía de aves y unos flamantes prismáticos Super Zenith de 8x30. Pero mucho más importante fue tener cerca a mi tío Jesús, que logró contagiarme la pasión que él sentía por las aves y al que le debo que esta afición marcase por completo el resto de mi vida. Dudo mucho que algún día se lo pueda agradecer lo suficiente.
 Esta fue mi primera guía: "Plantas y animales de España y Europa", de Harry Garms y Wilhelm Eigener, editadada por ENUSA en 1978. Agotada desde hace años, incluso una edición posterior, de 1985. Ya es de coleccionista!

La rectriz externa del chochín en su envase original me la regaló mi tío Jesús hace un montón de tiempo y ha permanecido casi 30 años entre las páginas 220 y 221 de “la Singer”, la que fue mi guía de aves favorita, acompañándome en todas mis correrías de campo, de mochila en mochila, sin perderse ni deteriorarse.

!!!La famosa rectriz externa del chochín!!!!

Lugar en que que ha estado la pluma guardada durante casi 30 años

También recuerdo que me apisonaba leer los cuadernos de campo de mi tío Jesús, repletos de observaciones de aves recopiladas sistemáticamente a lo largo de muchos años e ilustrados con sus propios dibujos. Sin duda el contenido de esos cuadernos y la ilusión de algún día poder hacer algo parecido fue crucial para afianzar mi interés por la ornitología. Mis primeras libretas de campo en realidad no se parecían a los Cuadernos de Campo de Félix que todos queríamos imitar, sino que eran una copia de los de mi tío Jesús (usaba libretas pequeñas de anillas, hojas cuadriculadas, marcaba fechas, lugares y especies con distintos colores fluorescentes, etc..), aunque con el tiempo fueron evolucionando hacia un estilo más personal, como es lógico. 

 Algunas páginas de mis cuadernos de campo del año 80 y 82


La colección completa de los Cuadernos de Campo de Felix Rodríguez de la Fuente los compré en 1989 en una Feria del Libro


Qué ilusión me ha hecho que el amigo Víctor se acordase del detalle de la rectriz externa del chochín y de esos momentos compartiendo las libretas de campo, desempolvando a la vez todos los sentimientos unidos a aquella entrañable época. Yo también recuerdo que me quedó sorprendido un pequeño cuadro en el que Víctor había colocado con absoluta limpieza y precisión todos los elementos que componían la egagrópila de un búho chico (de esos que  habitaban en un lugar secreto de los pinares de la carretera de Valverde, que sólo él conocía), su colección de plumas y un montón de “tesoros” que guardaba con el mayor de los cuidados.

En aquel campamento de ADENEX coincidimos muchos jovenzuelos que con el paso de los años hemos continuado con la afición por las aves y la naturaleza, como Antonio Gutiérrez (Oakgreen, el superagente), Jesús Valiente (incombustible miembro de ADENEX), Jose Román (que ya era todo un referente para muchos pajareros y de los primeros en divulgar el anillamiento de aves), José Luis Valiña Reguera (el estudioso de los cernícalos primillas), Manolo Flores (que aún no había hecho honor a su apodo en aquella época)….y seguro que me olvido de alguno más.

Y bueno, he de reconocer que muchas veces cuando me encuentro con Víctor no puedo evitar que mi subconsciente le ponga banda sonora y que cada vez que se mueve o se levanta suene en mi cabeza este instrumento…..aunque de esto quizás sólo nos acordemos él y yo.


Gracias Víctor! Y también a ti, Jesús!

PD.: He intentado encontrar imágenes de ese campamento del 82, pero por aquella época muy pocos teníamos cámaras de fotos y a penas hay testimonios gráficos. Si algún lector puede hacerse de alguna (que las hay), se lo agradecería enormemente. Creo recordar haber visto fotos de todos sentados bajo una encina mientras Suso Garzón y Santiago Hernández nos daban sus respectivas charlas.