Nikon D7100 + Sigma 10-20 f4-5.6 (ISO 180; f5.6; 1/250; +1,67 eV). Vista de la torre triangular en el flanco sur del castillo
Entrar en Extremadura por su arteria principal, la Autovía del Suroeste, es siempre una experiencia sorprendente cuando viajamos desde Madrid. La transición desde los campos de secano castellanos a las dehesas extremeñas se produce con abrumadora brusquedad al llegar a la provincia de Cáceres y el paisaje consigue acaparar toda la atención del viajero a medida que se adentra en la comarca de Campo Arañuelo. En el trayecto desde Navalmoral de la Mata hacia el Puerto de Miravete, las dehesas parecen no tener fin y se extienden hasta donde la vista alcanza, mires hacia donde mires. Lo primero que llama la atención son los inmensos encinares y alcornocales que cubren las vegas del río Alagón hasta llegar al pie de las escarpadas laderas de la Sierra de Gredos, contrastando con sus cumbres nevadas. Y continúan hacia Monfragüe, engalanando las vastas llanuras por las que discurre el río Tajo, para convertirse en fragosos bosques cuando trepan por las sierras que flanquean los ríos y arroyos. Este tapiz natural se torna exuberante cuando viste las laderas de Las Villuercas, cuyos escarpados valles se abren aquí dócilmente a los riberos del Tajo.
Vista del flanco oeste del Castillo, desde la carretera de Almaraz a Belvís de Monroy
Pero entre el Embalse de Arrocampo y el Embalse de Valdecañas, las dehesas dejan paso a un complejo mosaico de pastizales y cultivos que permiten adivinar en el horizonte una modesta sierra, en cuya cumbre se erige el Castillo de Belvís de Monroy. Es difícil resistirse a su magnetismo y no seguir la carretera que conduce hasta él. Durante el corto trayecto que lo separa de la localidad de Almaraz, el castillo nos ofrece unas magnificas panorámicas de su espectaculares flancos orientados al oeste y al sur. Y al acercarnos, surge inesperadamente la pintoresca villa de Belvís de Monroy, escondida en su regazo, cuya sosegada vida invita a pensar que el tiempo parece haberse detenido en este maravilloso lugar.
Panorámica de Belvis de Monroy desde el Castillo
Resulta difícil imaginar si aún pudieron ser más bellos estos parajes en el siglo XIII, cuando el Rey Sancho VI concedió al caballero Hernán Pérez del Bote el privilegio y la obligación de repoblar y explotar estas tierras ganadas durante la Reconquista; pero no cabe duda que fue todo un acierto ubicación elegida para edificar la villa y el castillo. Su construcción comenzó en el siglo XIV y su fisonomía fue evolucionando con el paso de los años; primero para aumentar su capacidad defensiva y después para convertirse en un lugar más habitable, como residencia de la familia noble que lo regentaba, los Señores de Monroy. Es por ello que desde la época medieval fue enriqueciéndose arquitectónicamente con elementos de diferentes estilos, como el renacentista, el gótico, el plateresco o el barroco. En su época de máximo esplendor debió ser una edificación realmente admirable.
Muro exterior de la fortaleza, en el flanco orientado al este
Sus muros atesoran el recuerdo de apasionantes historias, habiendo sido testigos de batallas, asedios, asaltos de bandoleros, “golfines” y saqueadores. Y también de luchas fratricidas entre las familias nobles que se disputaban su propiedad, que finalmente se solucionaron uniendo la sangre en vez de derramándola. Así, cuenta la leyenda que la familia de los Belvís y la familia de los Monroy mantuvieron durante muchos años graves contiendas para apoderarse del castillo y sus bienes, protagonizando épicos asedios. Los Monroy, ante la impotencia de no poder conquistar el castillo, llegaron a excavar un túnel bajo la muralla para intentar acceder a su interior (aún quedan restos de este túnel en el flanco sur de la muralla). Pero finalmente terminaron sellando la paz casando a sus respectivos descendientes, a Doña Isabel de Almaraz y Deleitosa (Quinta Señora de Belvís) con Don Hernán Rodríguez de Monroy (Quinto Señor de Monroy), uniéndose ambas familias a principios del siglo XV. Las fuentes consultadas no aclaran si este casamiento fue fruto de un ardiente romance o si fueron obligados por la conveniencia de sus respectivas familias, aunque la pareja terminó criando cinco hijos. Entre ellos merece destacar a Doña María de Monroy Almaraz, "María la Brava”, que haciendo honor a su apodo y a los beligerantes genes de sus antecesores, tuvo un papel destacado en la “Guerra de los Bandos”, luchando contra otras familias nobles por vengar el asesinato de sus dos hijos y conseguir el dominio de la ciudad de Salamanca.
La azarosa vida de "Doña María la Brava" fue llevada al teatro en 1909 en una obra de Eduardo Marquina. Su personaje fue interpretado por la famosa actriz María Guerrero (imagen de la izquierda)
Torre del Homenaje
Torre del Homenaje
Muros exteriores de la fortaleza en el flanco oeste
En la actualidad el Castillo de Belvís de Monroy se encuentra en ruinas, habiendo perdido muchos de sus elementos constructivos, principalmente los más modernos, pero conservando aún muchos rasgos de su grandiosidad. Se han acometido algunas obras de restauración, principalmente destinadas a hacer visitable el castillo y poder acceder a sus torres, pero aún insuficientes para asegurar su conservación.
Pero una de las singularidades menos conocidas de este castillo es que forma parte de los lugares que integran la Red Natura 2000 en Extremadura y está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). El abandono y deterioro de sus construcciones en los últimos siglos ha sido aprovechado por los cernícalos primillas (Falco naumanni) para instalarse en sus huecos y mechinales, llegando a acoger una colonia con más de 12 parejas en 2004. Los pastizales y cultivos de secano que se extienden hacia Almaraz y Saucedilla garantizaban la disponibilidad de adecuados lugares de alimentación para sustentar a la colonia, que debió ser aún más numerosa décadas atrás.
El Castillo de Belvís de Monroy es una de las 19 ZEPA que han sido declaradas en Extremadura con la finalidad de conservar las colonias de cernícalo primilla que nidifican los edificios de los núcleos urbanos. Las ZEPA urbanas constituyen uno de los aspectos distintivos de la Red Natura 2000 en Extremadura, siendo la única región en España y en la Unión Europea donde se ha promovido la protección de zonas exclusivamente urbanas.
Ruinas de ls dependencias palaciegas y patio plateresco (SXVI y XVII)
Espléndido mirado entre la torre del Homenaje y la torre triangular
Torre del Homenaje
Torre del Homenaje
Al igual que le ocurrió en el pasado al castillo, la colonia de cernícalos primillas también ha entrado en declive en los últimos 10 años y la mera declaración como ZEPA no ha sido suficiente para evitar que el número de parejas se haya reducido drásticamente. Entre las posibles causas podrían encontrarse la incidencia de la obras de restauración realizadas o quizás los cambios en el hábitat de alimentación, donde los cultivos de regadío han ido ganando terreno a los pastizales y cereales de secano. O puede que se hayan desplazado a otras colonias más prósperas, con menos molestias y mejores zonas de alimentación, como la existente en el vecino pueblo de Saucedilla, situado a menos de 6 km en línea recta.
Torre triangular en el flanco sur, con las vistas a la dehesa y, al fondo, la Sierra de Almaraz y la Sierra de Valdecañas
La majestuosidad del Castillo de Belvís de Monroy quedaría huérfana si los cernícalos primillas no siguieran habitando en sus entrañas de piedra y por ello merece la pena dedicar los esfuerzos necesarios para intentar recuperar su población. En primer lugar habría que esclarecer las causas que han provocado la disminución de parejas reproductoras y valorar si se siguen dando las condiciones adecuadas para que retornen. Si así fuese, habría que analizar las posibilidades para acoger nidos que ofrecen los diferentes elementos estructurales que integran el castillo y determinar las actuaciones prioritarias. Una de ellas sería intervenir sobre los huecos y mechinales, aún muy numerosos, reduciendo el tamaño de su entrada para evitar que sean ocupados por otras especies, como las palomas domésticas, que actualmente se han apoderado del castillo. Al evitar la competencia con otras aves sería más factible conseguir que los cernícalos se instalasen en los mejores sitios. La ausencia de tejados en las ruinas impediría la colocación de nidos artificiales bajo teja, aunque también podría valorarse la posibilidad de ubicar nidos artificiales en el exterior sobre muros y paredes, en lugares estratégicos.
Torre triangular en el flanco sur, con las vistas a la dehesa y a la Sierra de Almaraz al fondo
La visita al Castillo de Belvís de Monroy no defraudará a quienes se animen a recorrer su perímetro, pasear por su enigmático interior o admirar las impresionantes vistas que se contemplan desde sus almenas y miradores. Pero si el viajero aún tiene deseos de conocer mejor el entorno de Belvís de Monroy, puede acercarse a conocer el rollo jurisdiccional que preside la plaza del pueblo (del siglo XIV, con características góticas) y continuar hasta el Convento de Santa Ana, del siglo XVI, también llamado "La Henera", por haber servido como almacén de paja y heno tras su abandono. Y también será una elección acertada dar un agradable paseo por los alrededores, pudiendo visitar el Convento de San Francisco (del siglo XVI) o la Ermita de Nuestra Señora del Berrocal (del siglo XIII), enclavada en una preciosa dehesa.
Imágenes del Castillo de Belvís de Monroy tomadas en 2005, con una Nikon D70, mi primera reflex digital y también mi primera vista a este lugar...
Antes de regresar, merece la pena tomar la carretera en dirección a Bohonal de Ibor para admirar "Los Mármoles", un espectacular pórtico de columnas perteneciente a un templo de la ciudad romana de Augustobriga, que quedó inundada por las aguas del Embalse de Valdecañas. Sería el broche de oro para una jornada en la que el viajero habrá descubierto algunos de los más importantes valores naturales y patrimoniales que atesora la comarca de Campo Arañuelo.
Emplazamiento actual de "Los Mármoles" a orillas del Embalse de Valdecañas, después de ser trasladado piedra a piedra. Este Pórtico de Curia es único que se conserva en todo el mundo. Diciembre 2005.
El Pórtico se encontraba originalmente en la ciudad romana de Augustobriga y sobre sus ruinas se edificó el pueblo de Talavera la Vieja, integrando este espectacular monumento dentro de su casco urbano. En 1963, el Embalse de Valdecañas cubrió por completo a Talavera la Vieja y el Portico fue trasladado a un lugar más alto, al lado de la carretera EX-118 (Guadalupe-Navalmoral de la Mata)
Los próximos días 16, 17 y 18 de mayo se celebrará la VI Edición del Festival de las Aves “Ciudad de Cáceres”, dentro del casco histórico de esta ciudad. El viernes 16 podrás asistir a las 2º Jornadas sobre “Las Zonas de Especial Protección para las Aves en núcleos urbanos”, dirigidas a todos aquellos que estén interesados en conservación de la biodiversidad en nuestros pueblos y ciudades y, en particular, en los proyectos de recuperación del cernícalo primilla. (Descargar Programa Jornadas)