martes, 31 de mayo de 2011

Chinche de agua (Notonecta sp.)

Nikon D300 +Sigma 180mm f3.5 (ISO 200; 1/200; f18; -0,67 eV, exposición manual, flash anular)
En la alberca de mi padre, Villanueva de la Serena (Badajoz)
(Pínchame, que no pico)

Los chinches de agua, también llamados nadadores de espalda o garapitos (incluso "ángeles de agua", en casa de Frikosal), son insectos hemípteros especialmente adaptados para vivir en el agua. Su versatilidad es increíble, casi de ciencia ficción. Han aprendido a nadar de espaldas, permanecido en posición invertida cuando suben a la superficie del agua a tomar aire o en busca de alimento. Sus patas posteriores se han desarrollado portentosamente para actuar como remos, revistiéndose además unos microfilamentos en los artejos más distales, actuando a modo de aletas y que hacen posible que se propulsen a una velocidad de vértigo. Su cuerpo, a la vez convexo y aplanado, está eficientemente diseñado para ofrecer la mínima resistencia al agua. Al igual que otros insectos su respiración es traqueal, pero la vida acuática hace necesario suban periódicamente a la superficie para acumular burbujas de aire bajo las alas o adheridas a unos filamentos especiales que disponen en su abdomen (pueden apreciarse en la imagen). El oxígeno llega así hasta los espiráculos situados en los laterales del cuerpo, desde donde se distribuye por el interior del cuerpo mediante una red de delgadas tráqueas y traqueolas. Supongo que ese canal densamente piloso que se aprecia en el abdomen debe tener mucho que ver en este proceso de acumulación de aire.

Pese a sus múltiples adaptaciones al medio acuático no han perdido en absoluto la capacidad para volar. Cuando se quedan sin agua o quieren colonizar nuevos lugares, desenfundan sus alas y se convierten en diestros voladores (aunque nadan de espaldas, vuelan en la misma posición que los demás insectos...ya sería demasiado....). Tampoco se han olvidado de cómo correr...y fuera del agua cuesta realmente trabajo atraparlos pese a desplazarse mediante torpes movimientos y potentes saltos.
Son unos grandes predadores, alimentándose con frecuencia de larvas de mosquitos que devoran con la ayuda de las patas delanteras y su terrible pico.

El ejemplar de la imagen pertenece al género Notonecta, pero para saber de qué especie se trata habría sido necesario (al menos para mi) ver en detalle su parte dorsal, donde presenta los caracteres que permiten su determinación. Hay 6 especies de este género en la península ibérica, encontrándose entre las más comunes N. glauca (con dos subespecies), N. maculata y N. obliqua.  

miércoles, 25 de mayo de 2011

La pagaza blanquinegra

 
 Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f8; 1/1600; -0.67 eV) 

La pagaza piconegra (Sterna nilotica) es una especie cuya presencia es realtivamente reciente en Extremadura, constatándose las primeras colonias de reproducción a finales de los 80.  Según SEO-BirdLife, en los últimos 30 años la región se ha convertido en el principal núcleo reproductor del interior peninsular, estableciendo sus colonias en islas de embalses artificiales (principalmente en los de Sierra Brava, Alange y Valdecañas). Su distribución y la población fluctúa notablemente de unos años a otros, en estrecha relación con las variaciones en los niveles de llenado de los embalses y la consiguiente disponibilidad de islas donde reproducirse (las cotas altas de llenado hacen desaparecer las islas, impidiendo que las aves nidifiquen en ellas). Por ello, una inadecuada gestión de estos niveles durante el período reproductor puede ocasionar que un súbito aumento del nivel de agua embalsada  inunde los nidos y se pierdan todas las puestas de la colonia. Del mismo modo, un descenso brusco del agua puede provocar que las islas dejen de serlo y queden unidas a las orillas, siendo entonces accesibles para numerosos predadores.


 Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f5.6; 1/800; -0.33eV) 

Estas imágenes corresponden a un grupo de 12 individuos que la última semana de abril se encontraba en la ZEPA "Azud de Badajoz", en el Río Guadiana. El año pasado también vi varios ejemplares aquí en las mismas fechas, pero no he tenido tiempo suficiente para intentar confirmar su nidificación. El rio Guadiana en esta zona no presenta muchas islas adecuadas para las pagazas, pero en un radio próximo hay varias graveras con charcas asociadas que podrían acoger sin problemas a una pequeña población. Además de los hábitats asociados al río, disponen de terrenos cultivados de arroz, pastizales y cereales donde alimentarse.

 Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f8; 1/1600; -0.33eV) 

Estas pagazas estaban especialmente querenciadas en una zona muy concreta del río, en las inmediaciones de la desembocadura de la depuradora de la ciudad. Me llamó mucho la atención que realizaran repetitivamente los mismos recorridos para pescar, haciendo itinerarios en un radio de 300-400m y lanzándose en picado para capturar a sus presas casi siempre en los mismos tramos del río. Por lo que pude observar, la mayor parte de sus presas eran alburnos (Alburnus alburnus), un pez alóctono que cada vez es más abundante en la cuenca del Guadiana. Su talla medida, inferior a 26 cm, convierten a esta especie en una presa perfecta para numerosas aves. Según los estudios realizados por el biólogo de la Universidad de Extermadura José Luís Pérez Bote en 2004, esta población de alburnos pocedería del cercano embalse portugués de Campomaior, conectado al Guadiana por la Rivera de Caia,  donde ya había sido citado años atrás.

  Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f7.1; 1/1250; -0.67eV) 

Sus predecibles recorridos me facilitaron mucho el trabajo y conocido su comportamiento solo era cuestión de colocarse cerca de los lugares donde se lanzaban a pescar. Probé en tres sitios diferentes y este fue el resultado. No conseguí ninguna aceptable de sus espectaculares picados, así que merecerá la pena seguir intentándolo al año que viene!

 Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f7.1; 1/1250; -0.67eV) 

Como el cielo no daba para mucho y el plumaje bicolor de las pagazas invitaba a ello, decidí finalmente procesar esta selección de imágenes en blanco y negro. 

  Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f7.1; 1/1250; -0.67eV) 


 Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f8; 1/1250; -0.67eV) 


 Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f8; 1/1600; -0.33eV) 

miércoles, 4 de mayo de 2011

La ranita meridional (Hyla meridionalis)

 Nikon D300 + Tamron 90mm f2.8 + flash anular (ISO 200; 1/320; f32; 0,0 eV)

Siempre me alegro cuando me encuentro con esta especie tan fotogénica en el campo, aunque con frecuencia no puedes conseguir muchas imágenes de ella debido a su inquieto comportamiento. Le basta un salto para desaparecer entre la vegetación o para enmarañarse de tal manera que resulta imposible conseguir un macro en condiciones. 

Pero hace un par de semanas me ocurrió todo lo contrario. En la vegetación que rodeaba a una pequeña charca asociada a un manantial, tuve la suerte de encontrar al menos 12 ejemplares de ranita meridional en una superficie que apenas sobrepasaba los 3 metros cuadrados. La mayor parte de ellas estaban estaban entre las eneas, otras sobre la hierba del suelo (con especial querencia a las hojas basales de los Asphodelus) y algunas trepaban ágilmente por un pequeño sauce.

Pese a tratarse de una especie de hábitos principalmente nocturnos y crepusculares, supongo que este grupo de ejemplares se mostraba especialmente activo durante las horas centrales del día por encontrarse en estas fechas en pleno período reproductor. Sin duda, la humedad en el ambiente por las lluvias caídas en los días anteriores y las suaves temperaturas primaverales también debieron influir en este aspecto. De hecho, en cuanto me alejé del lugar comenzaron a emitir insistentemente su característico canto.


  Nikon D300 + Tamron 90mm f2.8 + flash anular (ISO 200; 1/400; f32; -0,3 eV)


En la Península Ibérica tenemos dos especies de ranitas muy similares: la ranita meridional (Hyla meridionalis),  protagonista de esta entrada, y la ranita de San Antonio (Hyla arborea), diferenciándose principalmente por la extensión del negro sobre su verde cuerpo. A veces su identificación se complica, ya que parece demostrado que se producen frecuentes casos de hibridación entre ellas. Podéis leer un interesante artículo sobre este tema en http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/munibe/2004140145.pdf, donde aparecen también imágenes de los ejemplares híbridos.


 
  Nikon D300 + Tamron 90mm f2.8 + flash anular (ISO 200; 1/250; f32; +0,3 eV)

Siempre me ha resultado muy curiosa la utilidad de algunas especies como barómetros naturales, ayudando al hombre a predecir los cambios meteorológicos con asombrosa exactitud. Entre ellas se encuentran precisamente las ranas del género Hyla y también otros seres más extraños, como las sanguijuelas (dicen que son las más fiables y sensibles) o  misgurno o pez barómetro (Misgurnus anguillicaudatus), pariente asiático de nuestras colmillejas, y que por desgracia se ha incorporado recientemente a nuestra extensa lista de ictiofauna alóctona


Misgurno, dojo o pez barómetro (Misgurnus anguillicuadatus). 
Las primeras citas de esta especie alóctona procedente de Asia se han producido en el Delta del Ebro

  Nikon D300 + Tamron 90mm f2.8 + flash anular (ISO 200; 1/400; f32;- 0,3 eV)


A partir de la detenida observación del comportamiento de estas especies pueden interpretarse determinados cambios meteorológicos venideros asociados a las variaciones de la presión atmosférica, como la llegada de las lluvias, de las borrascas o de los anticiclones. 

Hay documentos que demuestran que ya en el siglo XVIII en Francia, Suiza  o Alemania era bastante popular tener algunos de estos “barómetros vivientes” en los hogares y se vendían dentro de vasijas de cristal acompañados de un detallado manual de instrucciones. Las ranitas del género Hyla se colocaban en un recipiente con abundante agua y un poco de tierra sobre la que se apoyaba una rama o una pequeña escalera. Cuando la rana presentía la llegada de lluvias se quedaba en el fondo de la vasija nadando inquieta en el agua.... pero si las lluvias iban a ser persistentes permanecía en el agua quieta sin nadar. Al avecinarse tiempo seco y soleado, la rana ascendía progresivamente por la escalera, subiendo más alto cuanto mejor eran las condiciones previstas. En los “modelos” más sofisticados, los peldaños de la escalera llegaban a estar calibrados de tal modo que indicaban las diferentes situaciones meteorológicas (“lluvia”, “tormenta”, “variable”, “bueno” y “muy bueno”).

Antigua litografía inspirada en el barómetro de la rana (Francia, 1910)

He encontrado también una referencia del uso de este barómetro en Estados Unidos que data de 1876,  en una noticia publicada en un periódico de Oregón.

Página de" The Daily Astorian", del 10 de mayo de 1876 (la noticia aparece abajo a la izquierda), periódico de la ciudad de Astoria (Oregón). Curiosamente también se trata de un barómetro en el que se empleaba una ranita del género Hyla (quizás Hyla regilla, que es la que habita en esta zona la costa del Pacífico)


 Nikon D300 + Tamron 90mm f2.8 + flash anular (ISO 200; 1/250; f32; +0,3 eV)

La verdad es que las ranas siempre han sido muy valiosas para realizar predicciones.....incluso para esclarecer situaciones muy delicadas, como la famosa “prueba de la rana”, utilizada hasta hace bien poco como uno de los test de embarazo más fiables. Las hormonas presentes en orina de las mujeres embrazadas, inyectada bajo la piel de las ranas, desencadenaba en ellas la ovulación. Por tanto, si la rana comenzaba a producir huevos, se confirmaba el embarazo.

En fin, los barómetros de pared y el Predictor......arruinaron la prometedora carrera profesional de las ranas!

Puesto que las ranitas se encuentran protegidas, os podéis fabricar un barómetro similar siguiendo estas sencillas instrucciones:

"Esta ranita de papel sube y baja la escalera como si fuese de verdad. Te dirá el tiempo que hace. Dobla una pequeña lengüeta de metal de 6 cm. de largo en forma de U. Haz dos agujeros para poder colocar una aguja que gire fácilmente. Pasa la aguja por una llama para hacerla áspera y fija ahí la rana, recortada de papel verde, con un alambre delgado. En un bote de 10 cm. de alto pega la banda de metal en medio de la pared interna y al lado una escalera recortada en cartón. Alrededor de la aguja lía varias vueltas de un hilo con un pequeño peso de lastre. En un trozo de goma, pega un disco de cartón. Pasa el otro extremo del hilo por un agujero hecho en el centro del disco de cartón. Extiende la goma en la abertura de la vasija y ciérrala herméticamente. El hilo estará tenso. Cuando hace buen tiempo la presión atmosférica aumenta y empuja la goma hacia el interior del bote, lo que hace saltar la rana sobre la escalera. Cuando hace mal tiempo y la presión atmosférica baja, la presión del aire disminuye sobre la goma que cierra el bote, y la rana desciende la escalera".



Aunque, en los tiempos que corren, quizás os interese más una moderna rana barómetro que se enchufa directamente al puerto USB del ordenador!