Enal, nadando con su mascota. Imagen de James Morgan, ganadora en la edición de 2010 de Travel Photographer of the World
La semana pasada, mientras ojeaba
una revista esperando mi turno para cortarme el pelo (por cierto, creo que los
peluqueros ya han dejado de comprar “el Interviú” para entretener a sus
clientes), me tropecé con esta curiosa imagen que me dejó impactado. Parecía
una escena captada en un recóndito rincón del paraíso, donde los niños jugaban libres
y felices y podían incluso ganarse la amistad de las bestias más terribles. El sonriente
niño de la imagen se llama Enal y se encuentra en las costas de Indonesia divirtiéndose
con su singular mascota, un “pequeño” tiburón. Me interesé por la historia que a
buen seguro escondía esta escena y así llegué hasta su autor, el fotógrafo
James Morgan y a los premios Travel Photographer of the World.
Lamentablemente aquello nada
tenía que ver con un idílico edén. La imagen en realidad nos desvela la cruel situación
en la que se encuentra una etnia que está perdiendo sus raíces, los Bajau Laut,
ancestralmente dedicados a vivir del mar y de sus recursos, pero también esconde
una llamada de atención sobre la destrucción que están sufriendo los valiosos
arrecifes de coral del océano Pacífico.
Costas de Indonesia, un verdadero paraíso
Los Bajau Laut son un grupo
étnico de origen malayo que ha vivido estrechamente vinculado al mar durante
siglos, ocupando una extensa franja de océano entre Filipinas, Malasia e
Indonesia. Durante generaciones su principal actividad ha sido la pesca, siendo
unos afamados buceadores por su capacidad de sumergirse a pulmón a grandes
profundidades. Sus conocimientos ya eran
venerados por los grandes sultanes malayos, que contaban con ellos para
establecer y proteger sus rutas comerciales. También son conocidos como “los
gitanos del mar” por sus costumbres nómadas, siendo las corrientes y las mareas
las que deciden dónde vivirán en cada momento.
La cultura tradicional Bajau, una
mezcla de animismo e Islam, revela una compleja relación con el mar, que para
ellos es una entidad heterogénea y fuente de vida. Sus espíritus habitan en las
corrientes y en las mareas, en los arrecifes de coral y en los manglares.
Están altamente cualificados para
el buceo libre, logrando descender a más de 30 m de profundidad para capturar a
los peces pelágicos o para buscar perlas y pepinos de mar, un manjar entre los
Bajau y mercancía que han cambiado durante siglos. Dado que el buceo es su
principal actividad, los Bajau suelen romperse deliberadamente los tímpanos cuando
son jóvenes. Esta práctica les hace sangrar por los oídos y la nariz y sufrir
de vértigos, pero después les permite bucear sin dolor a grandes profundidades.
Como era de esperar, la sordera entre ancianos Bajau es muy frecuente. Para
zambullirse, muchos de ellos llevan aún unas gafas de madera con lentes de
cristal talladas a mano y pescan con arpones hechos de madera de barco.
Gafas de bucear de los Bajau
El número de Bajau que aún viven
en los tradicionales barcos lepa-lepa,
embarcación que a la vez es su hogar y su medio de vida para pescar, está
disminuyendo con rapidez. El nomadismo siempre ha estado en desacuerdo con la
obsesión de los gobernantes por confinar a la población dentro de límites fijos.
En las últimas décadas se han llevado a cabo controvertidos programas para
obligar a la mayoría de los Bajau a establecerse en tierra, perdiendo con ello la
libertad asociada a su modo de vida,
ajena a las fronteras, nacionalidades o pasaportes. En algunas zonas los Bajau
viven en palafitos de madera construidos sobre el agua, pero pueden pasar
largas temporadas sin pisar tierra firme.
Embarcaciones típicas de los Bajau (lepa lepa)
Palafitos construidos sobre el mar, pequeñas aldeas flotantes donde viven los Bajau
Desde muy pequeños los niños Bajau aprenden a pescar
Los pescadores que se lo pueden
permitir utilizan rudimentarios compresores de buceo. El aire es bombeado a
través de una manguera de jardín para que los buzos puedan aguantar durante más
tiempo bajo el agua, incluso más de 40
minutos. Sin tener en cuenta los riesgos asociados a la descompresión,
innumerables Bajau han acabado mutilados o muertos al acumular mortales
burbujas de nitrógeno en la sangre. Cuando bucean a pulmón es espectacular ver
como son capaces de llegar hasta el fondo y caminar sobre los arrecifes como si
la presión del agua no les afectase en absoluto.
Impresionante vídeo de un buceador descendiendo hasta el fondo del mar
y caminando después sobre los arrecifes, a más de 20m de profundidad
y caminando después sobre los arrecifes, a más de 20m de profundidad
Acostumbrados desde pequeños a
bucear, sus músculos oculares se han adaptado a estrechar sus pupilas y cambiar
la forma del cristalino para incrementar la refracción de la luz,
permitiéndoles tener una visión subacuática dos veces más clara. Su estructura
ósea unida a una escasa acumulación de grasa corporal, favorecen sus cualidades
para el buceo.
Escenas de buceo a pulmón
Este tipo de pesca se ha convertido en una actividad muy lucrativa a costa de utilizar ilegalmente cianuro de potasio. El cianuro fue introducido por primera vez en Filipinas por los barcos de pesca de Hong Kong, que capturaban indiscriminadamente especies de los arrecifes, como el mero y el pez Napoleón, para satisfacer la creciente demanda de restaurantes de las grandes ciudades. Su uso se extendió rápidamente por todo el Triángulo Coral, una bioregión que abarca seis países del sudeste asiático y que es el lugar de mayor diversidad de especies marinas del planeta, incluyendo el 76% de todos los corales conocidos.
Buceadores en los arrecifes de coral
Utilizan botellas de plástico
para soplar las nubes venenosas de cianuro sobre las especies objetivo, intoxicándose
también los propios buceadores y dañando irreversiblemente los hábitats
coralinos. El cianuro aturde a los peces y de este modo pueden ser capturados
vivos, lo que permite que alcancen mayores precios en el mercado. Para reducir
la tasa de mortalidad de los peces es frecuente que los mismos pescadores inyecten bajo sus escamas antibióticos como la tetraciclina. El cianuro y los
antibióticos se acumulan en los peces que luego son consumidos en los restaurantes,
convirtiéndose además en un grave problema sanitario.
Buceador manipulando un botella con cianuro
Inyectando antibióticos para disminuir la mortalidad de los peces
No es menos importante el impacto
ambiental de la pesca masiva mediante dinamita y otros explosivos de
fabricación casera (por ejemplo las bombas con fertilizantes, hechas con
nitrato amónico), una práctica que arrasa por completo los arrecifes y que
también causa lesiones a los pescadores, incluso su muerte accidental al
manipularlos.
Elaboración de una bomba de fertilizante
Las mujeres Bajau son con frecuencia las encargadas de preparar los explosivos
y las que resultan dañadas por su inadecuada manipulación
Esta actividad genera un negocio
estimado en 800 millones de dólares al año, según datos de WWF. Los peces vivos
son conservados por los Bajau en jaulas y después sus compradores los trasladan
hasta grandes acuarios. Finalmente, los peces viajan en avión hasta Hong Kong,
China continental o cualquier parte del mundo donde estén dispuestos a pagar
por ellos. El lucrativo comercio de peces ornamentales o exóticos para acuarios
se basa igualmente en el uso del cianuro, siendo después distribuidos mediante
estas complejas redes de comercio internacional.
Acuarios para el almacenamiento de peces capturados vivos
Muchos arrecifes ahora se han convertido en terrenos baldíos de coral roto, la triste herencia de años de pesca con cianuro y dinamita. Es una historia común en todo el Triángulo de Coral, donde las comunidades locales destruyen el medio ambiente que los sustenta impulsados por los voraces mercados mundiales. Afortunadamente, la situación está empezando a cambiar. Subvenciones de WWF y de otras organizaciones internacionales dedicadas a la conservación están ayudando a crear programas marinos de gestión que favorecen la sostenibilidad, estableciendo zonas de prohibición a la pesca e impulsando un retorno a los métodos de pesca tradicionales. A menudo son los propios Bajau quienes se encargan de transmitir esos conocimientos a las comunidades locales.
Os recomiendo que no dejéis de visitar la web del fotógrafo James Morgan. Pasó 8 meses conviviendo con los Bajau y realizó un impresionante y esclarecedor vídeo titulado “The Bajau Laut”, que da comienzo con varias escenas de Enal jugando con su mascota, para ir mostrando a continuación toda la problemática asociada a esta etnia y a la destrucción de los arrecifes provocada por las sobrexplotación de los recursos.
Referencias:
- PDF titulado "The last nomad of the sea", con textos de Johnny Langenheim e imágenes de James Morgan (ver PDF)
- PDF titulado "The last nomad of the sea", con textos de Johnny Langenheim e imágenes de James Morgan (ver PDF)
- “Los últimos nómadas del mar”,
Johnny Langenheim, publicado en The Guardian en 2010.
Imágenes:
James Morgan y Timothy Allen
Imágenes:
James Morgan y Timothy Allen
Joven pescador de los arrecifes de coral del Guadiana....que seguro que también es capaz de agarrar un tiburón por la cola
Una variable interesante en tu bitácora.
ResponderEliminarCuánto mundo hay por ahí fuera, verdad?
Por cierto, está claro que este intrépido "pescadito" se agarraría a las aletas de Leviatán si pudiera.
Nos vemos
Magnifiques photos pour illustrer ce reportage ,
ResponderEliminarsujet très critique, les uns le font pour vivre, sans se rendre compte du danger pour eux et pour la biodivertsité.
Muy bueno el reportage desconocia todo esto en cuanto a las fotos son buenisimas y sobre el resto decirte que es culpa de los que de una manera u otra hacen que nos subamos a un carro de consumismo olvidandonos de que lo que importante es vivir y respetar todo lo que nos rodea y no solo el resultado los beneficios Un saludo y gracias por la informacion.
ResponderEliminarFabuloso reportage,me gusta mucho estas publicaciones.
ResponderEliminarFelicidades.
ha sido fascinante conocer el modo de vida de esta gente y sus adaptaciones al medio acuático... el video es espectacular...
ResponderEliminarpero muy triste ver como, por culpa de las demandas de los países "civilizados?", se están viendo obligados a sobreexplotar el medio con el que han vivido en armonía durante tantos siglos...
Precioso post. Me encanta cuando te acercas al mundo submarino a descubrirnos todas estas maravillas. ¡Un beso! Y una colleja por el corte de pelo ;)
ResponderEliminarAunque sea desde el sillón de un barbero, para cuanto da la curiosidad!.
ResponderEliminarMe ha encantado tu reportaje sobre “los gitanos del mar”.
Impresionantes gentes... La verdad que la serie "Planet Human" de la BBC de la que está sacado el vídeo es espectacular. Saludos!
ResponderEliminarSobrecogedor: prueba evidente de que no siempre una imagen vale más que mil palabras. Aunque la foto inicial es evidentemente idílica. Besos.
ResponderEliminarExcelente documentario; uno de los mejores que he visto.
ResponderEliminarFelicitaciones!!!
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