El guano, el primer eslabón (I)
El salitre y el Nitrato de Chile (II)
La publicidad del Nitrato de Chile (III)
El salitre, la pólvora y las guerras (y IV). Epílogo.
EL SALITRE, LA PÓLVORA Y LAS GUERRAS (y IV). EPÍLOGO.
El interés del salitre como fertilizante llegó siglos después de que fuese ya un codiciado recurso en el mundo “civilizado” para la fabricación de pólvora y explosivos. La pólvora fue descubierta por los alquimistas chinos en el siglo IX, pero su formulación no se conoce hasta el siglo XIII, una vez que queda recogida en los escritos del monje inglés Roger Bacon (“Epistola de secretis operibus Artis et Naturae, et de nullitate Magiae”) como una mezcla compuesta por un 75% de nitrato potásico, 15% de carbón y 10% de azufre.
En el año 1231, durante la batalla de Kuang Fen, se tiene constancia de que los
chinos utilizaban la pólvora para propulsar sus "flechas voladoras".
Roger Bacon (1214-1294)
En el siglo XIV ya se fabricaba pólvora en Alemania e Inglaterra para usos bélicos y en poco tiempo esta industria se convirtió en un monopolio de gran valor estratégico que era celosamente gestionado por los gobiernos más poderosos. Cualquier país que aspirase a ampliar o a conservar sus fronteras y sus riquezas, debía tener la capacidad de suministrar suficiente pólvora a sus ejércitos.
Fábricas de pólvora en la época medieval
El poder de la pólvora se expandió con rapidez, a la vez que se desarrollaba una nueva industria armamentística que evolucionaba creando nuevos proyectiles, cañones, pistolas, mosquetes, etc., cada vez más eficaces y sofisticados. El uso de cañones también cambio radicalmente la arquitectura defensiva de las ciudades, obligando a reforzar muros y paramentos para resistir a la fuerza destructiva de los nuevos proyectiles.
La evolución y desarrollo de las armas ha estado estrechamente vinculado a los avances en la mejora de la eficacia de la pólvora
Del mismo modo, la arquitectura defensiva evolucionó para protegerse del acoso de las nuevas armas
No obstante, existía un importante inconveniente que limitaba la producción de pólvora: el nitrato necesario para su fabricación era muy escaso y de pésima calidad. El nitrato potásico puro no se conocía en aquellos tiempos y se obtenía del interior de cuevas (nitrocalcita o salitre de cueva), bodegas, establos, estercoleros o incluso se construyeron ingeniosas instalaciones dedicadas a su fabricación (nitrerías) para abastecerse.
Nitrocalcita o salitre de cueva
Fabricación artesanal de nitrato (nitrería)
Desde finales del siglo XV España destacó por la fabricación de pólvoras de excelente calidad, consideradas las mejores de Europa. Se construyeron fábricas en Navarra, Cataluña, Barcelona y Aragón, y se mejoraron las técnicas de fabricación que se utilizaban hasta entonces. Fue entonces cuando se crearon las Reales Fábricas de Pólvora, dedicadas en exclusiva a su producción y monopolio. Habitualmente se elaboraba en molinos movidos por agua de río, donde se trituraban los tres elementos (nitrato, carbón y azufre) y se mezclaban en las proporciones adecuadas.
Real Fábrica Nacional de Pólvora de Jabalí Viejo (Murcia)
Fábrica de salitre en Jabalí Viejo (Murcia)
La fabricación de pólvora, de Francisco de Goya (1810-1814). Cuadro perteneciente al Patrimonio Nacional, Palacio de la Zarzuela (Madrid). Leer más sobre este cuadro.
Aún quedan molinos de pólvora en algunos pueblos de España, como en la Real Fábrica de Villafeliche (Zaragoza), conocida desde el siglo XVI y donde llegó a haber en el año 1800 más de 200 molinos de pólvora movidos por las aguas de río Jiloca.
Molinos de pólvora de Villafeliche (Zaragoza)
Otras fábricas de importancia fueron la Real Fábrica de Granada (fundada en el siglo XV, con más de 20 morteros), la Fábrica Nacional de Pólvora Santa Bárbara (que data de 1633, enclavada en Murcia y con dos molinos de ocho morteros, que después se amplió a Alicante y Tabarca), la Fábrica de Pólvora de Ruidera (con cuatro molinos con 16 morteros cada uno, dedicados a la fabricación de pólvora de caza y mina. Al parecer, en aquella época la fábrica de Ruidera cerraba entre junio y octubre por las plagas de mosquitos de las lagunas) y la Fábrica de Pólvora de Manresa (conocida desde 1540, siendo una de las más antiguas y que tenía la particularidad de tener una salitrería en la misma fábrica).
También son famosos los molinos que aún quedan como recuerdos de una historia pasada en Vélez Blanco (Almería) o en Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
Algunos países gastaron auténticas fortunas en comprar pólvora para mantener su poder militar, como le ocurrió a España durante la guerra con Francia, endeudándose con Inglaterra hasta el borde la bancarrota.
Esta situación cambió radicalmente con el descubrimiento de los yacimientos de salitre en Chile y Perú, de excepcional calidad y del que podía extraerse con relativa facilidad nitrato potásico de elevada pureza. A partir de ese momento se generó una intensa actividad comercial y el valor del salitre del desierto de Atacama comenzó a ser uno de los recursos más valiosos del planeta.
Los indígenas, desconocedores de esta utilidad del salitre, pronto aprendieron a fabricar pólvora siguiendo los métodos españoles y esta habilidad llegó a ser un problema en las colonias. Surgieron fábricas clandestinas que amenazaban la hegemonía española: los indígenas podían combatir ahora a los invasores con sus mismas armas. Por esta razón, Felipe II en 1571 (no había transcurrido ni un siglo desde la llegada de los españoles a América) promulgó un decreto que “prohibía la fabricación de la pólvora en cualquier parte de las Indias sin licencia del Gobernador o Corregidor”, consolidando de este modo el monopolio sobre su explotación y evitando los riesgos de sublevación.
Felipe II
La presencia de poderosos inversores americanos, ingleses y alemanes en Atacama y su pugna por controlar los yacimientos de salitre también se debía a motivos militares, ya que su objetivo era acrecentar sus reservas de pólvora para alimentar a los ejércitos.
Uno de los ejemplos más claros de la importancia del salitre lo encontramos en tiempos relativamente modernos, durante la Primera Guerra Mundial, cuando Inglaterra bloqueó las rutas comerciales marítimas hacia Alemania. La imposibilidad de obtener salitre procedente de los yacimientos de Chile condenaba a Alemania a perder la guerra por carecer de la materia prima necesaria para fabricar explosivos y este hecho hizo que el descubrimiento del nitrato sintético por Fritz Haber adquiriera un inmenso valor. Alemania comenzó a fabricar industrialmente explosivos en 1913 y como consecuencia de ello la Primera Guerra Mundial siguió el curso que históricamente conocemos. No obstante, resulta cuanto menos sorprendente que los acontecimientos históricos pudieron haber sido radicalmente distintos sin la decisiva intervención del químico alemán y de haberse mantenido el bloqueo marítimo que impedía la distribución de este estratégico recurso.
A modo de epílogo…
Este largo recorrido a través de la historia nos ha permitido conocer la multitud de hechos y acontecimientos que estaban asociados a la explotación del guano y el salitre, pero también nos ha desvelado la grandeza de aquellos descubridores, investigadores, aventureros y emprendedores cuyo talento fue crucial para conseguir nuevos avances en beneficio de la humanidad. En diferentes momentos de la historia y sumando sus esfuerzos, entre todos lograron cambiar el rumbo de la historia, convirtiendo los excrementos de unos simples pájaros o los minerales olvidados en un árido desierto, en los recursos naturales más valiosos del planeta.
Pero a la vez, la codicia y la avaricia por obtener los mayores beneficios de la explotación de estos recursos hicieron aflorar el comportamiento más atroz e imperdonable del hombre: el maltrato a sus propios semejantes. No hubo límites para entablar sangrientas batallas, en esclavizar hasta la muerte a los trabajadores, asesinar o humillar a miles de personas con tal de conseguir sus lucrativos propósitos.
Incluso podemos creer que el paso del tiempo puede acabar borrando de nuestra memoria estos atroces hechos, pero la realidad nos demuestra que la historia se sigue repitiendo con la misma crudeza y por las idénticas razones. Habría muchos ejemplos que nos servirían para argumentar cómo el hombre se vuelve despiadado cuando le ciega el poder del dinero a causa de un recurso natural que se convierte en algo valioso. Nuestra civilización evoluciona a la vez que cambian los recursos de los que depende, pero el comportamiento fratricida del hombre parce ser inherente a su condición.
Un caso que está teniendo hoy en día una trascendencia muy similar a la que en su momento tuvieron el guano y el salitre, es el del mineral llamado coltán. Si no lo conoces y ni te suena su nombre, es una prueba más de lo alejados que vivimos de la realidad.
Fragmento de coltán
El coltán es una mezcla de columbita y tantalita, dos minerales que se caracterizan por su alto contenido en tantalio y niobio. Actualmente se considera uno los recursos naturales más valiosos, ya que se utiliza para la fabricación de los condensadores electrolíticos de los teléfonos móviles, smartphones, tablets, videojuegos, navegadores, televisores de plasma, reproductores de DVD y otros dispositivos electrónicos, siendo imprescindibles por su capacidad para almacenar carga eléctrica, su superconductividad y resistencia a las altas temperaturas y corrosión. La mayoría de los aparatos electrónicos que usamos a diario no funcionarían sin los condensadores fabricados a partir del coltán. Como ejemplo de su importancia, la empresa SONY llegó a aplazar el lanzamiento de la Playstation 2 (PS2) al no disponer de coltán para fabricar sus componentes.
El nombre de coltán procede de abreviar las palabras columbita y tantalita (col + tan)
Productos electrónicos en los que se usa el coltán
Condensadores de tantalio
Más del 80% de los yacimientos conocidos de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, un país donde este mineral está sirviendo para financiar una interminable guerra en la que ya han muerto más de 6 millones de personas. Uganda y Ruanda llegaron a invadir parte de este país para apoderarse de las minas y traficar con este estratégico mineral.
La extracción del coltán se realiza en unas condiciones humanitarias muy próximas a la esclavitud, estando asociada a un flujo masivo de la población rural a las zonas mineras, hambre, enfermedades, explotación infantil y violaciones sistemáticas de mujeres. Se estima que un 75% de los trabajadores de las minas son menores de edad y que además están expuestos a radiaciones nocivas por debidas a la presencia de uranio y radio en las minas. Los ejércitos, incluidos los Cascos Azules de la ONU, son responsables también del genocidio de la población y de la violación sistemática de los derechos humanos. Más de más de 300.000 mujeres han sido violadas desde 1997 por grupos armados y es considerada como una “estrategia” de guerra habitual. (Ver noticia).
Las mujeres y los niños, los más afectados por la guerra del coltán en Congo
Las Fuerzas Armadas Congoleñas (FARDC) y otros grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y la milicia mai-mai Cheka, controlan de un modo casi exclusivo las minas más ricas en casiterita, coltán y oro del Congo.
Los intereses económicos de las poderosas multinacionales que dependen del coltán para la fabricación de sus productos están permitiendo que esta tragedia humanitaria siga produciéndose en el corazón de África, cerrado los ojos ante las guerras y las violaciones de los derechos humanos.
Actualmente, la ONG estadounidense "Enough Project" está luchando activamente para evitar el genocidio y los crímenes contra la humanidad derivados de la explotación del coltán. Incluso han establecido una certificación que valora a las empresas según el grado de empleo de minerales procedentes de zonas en conflicto (minerales manchados de sangre). Conocidas empresas como Nintendo, Nikon, Canon, Samsung, Sony, Toshiba, Sharp o HTC están entre las peor clasificadas del mundo, por su implicación en el uso de coltán obtenido sin respetar los derechos humanos (ver clasificación)
Otros enlaces de interés: