Oveja merina y garcilla bueyera, un día de niebla
Nikon D300+600mm f4 (ISO320; 1/125; f10; -0,3 eV)
Hace un par de años dediqué unas líneas a la asombrosa capacidad de las garcillas bueyeras para colonizar nuevos territorios y cómo habían logrado extenderse en unas pocas décadas por todos los continentes (“La garcilla viajera”). No sé en qué momento las garcillas africanas decidieron cruzar el Estrecho de Gibraltar para adentrarse en Europa a través de la península ibérica. Lo curioso es que esto ocurrió hace relativamente poco, seguramente durante el siglo XVIII, ya que en las Islas Británicas habían sido citadas estas aves por primera vez a principios del siglo XIX (en 1805). No he encontrado referencias que confirmen con una cierta exactitud cuándo se establecieron las primeras colonias de reproducción en Andalucía. Los ornitólogos de la época ofrecen datos un tanto dispares. Mientras Saunders aseguraba en 1877 la existencia de colonias de reproducción en muchos sitios de Andalucía, López Seoane afirmaba en 1891 que era una especie rara y escasa en esta región. Por su parte, Irby (The Ornithology of the Straits of Gibraltar, 1875) la citaba como abundante en Andalucía, especialmente a finales del siglo XIX. En cualquier caso, debe considerarse una colonización reciente dada la ausencia de datos en la bibliografía clásica que avalen su presencia en periodos anteriores en la península ibérica (yo al menos no los he encontrado).
Pero, ¿qué razón empujaría las garcillas bueyeras a ampliar las fronteras de su área de distribución? Tras cientos de años confinadas en el corazón de África ecuatorial, algo tuvo que motivar en un momento determinado se lanzasen a colonizar el resto de continentes, perdiendo el miedo incluso a cruzar los mayores océanos. ¿Y por qué no lo hicieron antes? ¿O después? Obviamente estos procesos no suceden de la noche a la mañana y debió ser más progresivo de lo que aparentemente nos pueda parecer. Lo más lógico es pensar que pudo estar asociado a un incremento poblacional de tal magnitud que obligó a dispersarse a ejemplares fuera de su área nativa, donde la competencia con sus congéneres ya no les permitiría compartir el mismo territorio. Este es uno de los principios básicos que obliga a los ejemplares de una especie a dispersarse y quizás podría explicarlo en parte. Aunque no es una especie especialmente dotada para afrontar grandes migraciones, si ha contado con una importante ventaja: su capacidad para adaptarse a todo tipo de hábitats (aunque sea aprovechando los basureros para alimentarse o nidificando en el suelo cuando no disponían de árboles), facilitado su penetración en nuevos territorios.
Búfalo y garcilla bueyera en la sabana africana. Kenya
Foto: Pal A. Olsvik
Buenísima foto. Saludos.
ResponderEliminarAlimentación. Todo se basa en el hambre, que es muy jodido. Cuando la comida escasea hay que expandirse, ni las temperaturas ni nada las parará hasta que encuentren algo que llevarse a la molleja. Como otras aves que han tenido un incremento espectacular en nuestra península; la tórtola turca. Si bien es cierto que los humanos hemos podido introducir en Europa, como ha pasado con multitud de especies invasoras, las garcillas y al encontrar comida suficiente pues asentarse. De esto los ingleses y españoles sabemos bastante.
ResponderEliminarUn saludo
Siempre he pensado que es un placer no sólo ver tus fotos sino aprender de tus comentarios, ya lo he podido hacer en FN y espero que ahora (ya te he pinchado), lo haga en tu blog. Muy buena la entrada. Un abraazo fuerte
ResponderEliminarPreciosa toma,
ResponderEliminarUna reflexión muy interesante. Quizá sea todo un conjunto de razones. El aumento poblacional en su pais de origen, el ligero cambio climático que se viene experimentando con el aumento de la temperatura de forma progresiva, la deforestación del sur de la península y el aumento de la cabaña bovina, etc. Y algún otro factor que seguro se me escapa. Todo puede influir.
ResponderEliminarRealmente interesante.
Saludos,
Lourdes y Jesús
Nacho, opino como Jesús, siempre es un placer ver tus fotos y aprender de tus comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo expuesto en el blog y los comentarios posteriores clarifican bastante las posibles razones para buscar otros territorios .Si no que se lo digan a vuestras Grullas .
ResponderEliminarInteresante articulo y la foto muy original.
un saludo
Interesantisima entrada, Atanasio. No sabía que las garcillas llevaban aquí tan poco tiempo. Siempre he pensado que eran "de aqui de toda la vida". En Andalucia le llaman "expurga bueyes" y no son muy apreciadas por que les gusta alimentarse de los huevos de las perdices y otras piezas de caza.
ResponderEliminarUn saludo y hasta pronto.
Vale, tienes razón tú: la oveja es bastante más modesta y menos elegante que un antílope, por ejemplo. Pero a mí la primera foto me parece igualmente fascinante; me encantan las extrañas parejas. Además, cómo decirlo... tienen cara de ser viejos compañeros, de cotidianeidad instaurada... Como si fuesen un matrimonio antiguo.
ResponderEliminarPor otro lado tu razonamiento me ha parecido muy interesante. Curiosamente cuando te paras a mirar a tu alrededor el mundo suele cobrar sentido.
Saludos.
Hola Nacho, felicidades por la entrada. Me gusta su blog, no solo por las fotos, que estan muy bien, sino por la explicacion que da de cada una de ellas. Eso hace un blog mucho mas interesante y didactico. Felicidades
ResponderEliminarUn saludo desde Girona
Hola Nacho. Una vez más, interesantísima entrada en tu blog. Es un gusto pasar por aquí sabiendo que vas a aprender algo interesante seguro.
ResponderEliminarGracias por compartir lo que sabes, que es mucho!
Un saludo!
Great pictures and a beautiful blog as well!!
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarFelicidades por el blog. Excelentes fotografías. Seguiré tu blog. Te invito a asomarte por el mío.
Saludos.
Muy bella foto. Lo que más me gusta de ella: la transmisión del ambiente, de la luz tenue, de una luz incluso húmeda. Un saludo desde Barna,
ResponderEliminarRamón García Durán
www.naturalezadiletante.blogspot.com
Me encanta la foto de la oveja y la garcilla. Transmite una paz y una tranquilidad sublime. Lo mejor para los nervios: contemplarla dos minutos.
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