Nikon D7100 + 600 f4 (ISO 250; 1/400s; f5,6; -0,33 eV), en los arrozales de las Vegas Altas del Guadiana, Palazuelo (Badajoz).
Estando
un día en el campo charlando amigablemente con un pastor, pasó volando
por encima de nosotros un enorme bando de grullas. El pastor se quedó
mirándolas fijamente y permaneció en silencio hasta que se alejaron.
Después, apretando los dientes, le salió del alma una frase que aún
recuerdo: ¡!!Gruuuuullaas, que llegáis flaaaaacas y os volvéis
gooooordas!!” (cada uno que le de la entonación que
se imagine). Y ayer, al fotografiar esta grulla que ahuecaba su
plumaje, me acordé de él. Cuánta razón tenía! A finales de la invernada,
las grullas parecen adquirir más corpulencia al hacerse más patentes
las plumas de su falsa cola, que en poco tiempo tendrán que exhibir en
sus danzas nupciales. Bueno, y a estas alturas también deben estar ya
bien empachadas de bellotas, cebada, arroz y maíz!!
Preciosa imagen de este ave que no deja de enamorarme. Un saludo amigo mío.
ResponderEliminarAyer disfruté de mi último día de vacaciones y no dudé ni un momento en irme "de grullas" a los regadíos de las vegas altas, que son mi terruño. Mis preferidas son las grullas de febrero, cuando ya están para irse, que es cuando son más confiadas. Un abrazo Jero!
ResponderEliminarRealmente está bonita. Parece mentira lo estilizadas que son cuando vuelan y cómo aumentan de tamaño cuando se "esponjan"
ResponderEliminarSaludos
Como todas las fotografías que almacenas en tu blog, esta de la grulla es magnífica. Y qué suerte poder fotografiarla en tierra.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel F. Bernaldo de Quirós
Un espectáculo de foto, da gusto recrearse en ella en grande. Enhorabuena!!
ResponderEliminarsaludos