jueves, 28 de julio de 2011

El alburno y las técnicas de pesca de las garzas





Nikon D300+ Tamron 90mm (ISO 200; 1/125; f8; -0,67 eV) 
Centro Regional de Acuicultura "Las Vegas del Guadiana"

 
Una especie invasora en nuestras aguas

El alburno (Alburnus alburnus) es un pez originario de Centroeuropa que ha sido introducido en las aguas de la península ibérica hace relativamente poco, adaptándose exitosamente a nuestros hábitats acuáticos. Está presente en todo tipo de ríos y embalses gracias a la inestimable ayuda de desaprensivos e inconscientes pescadores, que sin medir las nefastas consecuencias ecológicas de incorporar una nueva especie al ecosistema fluvial, han logrado que la especie alcance una amplia distribución. Fue citado por primera vez en 1992 en el río Noguera Ribagorzana, un afluente del Ebro, y en menos de 20 años ha logrado expandirse por la mayoría de las cuencas fluviales ibéricas. Paradójicamente, mientras nuestras especies autóctonas sufren las consecuencias de las innumerables barreras que aíslan genéticamente sus poblaciones (presas, azudes, etc..), las invasoras disponen de un organizado ejército de voluntarios dispuestos a solucionar sus problemas para colonizar nuevos lugares.






Nikon D300+ Tamron 90mm (ISO 200; 1/125; f8; -0,67 eV) 
Centro Regional de Acuicultura "Las Vegas del Guadiana"

Pero los pescadores no son los únicos culpables. Las cuencas fluviales ibéricas han sufrido un grave deterioro ambiental en el último siglo debido al elevado número de presas que se han construido en sus ríos, destruyendo irreversiblemente su dinámica natural. La creación de embalses y aguas remansadas juega a favor de la expansión de los alburnos y se ha demostrado que los ríos con caudales regulados presentan mayores densidades de esta especie (Vinyoles, 2007; publicado en Graellsia). Al eliminar de las corrientes naturales y favorecer los ambientes lénticos, se han creado los hábitats perfectos para su establecimiento como reproductores. 
Al menos 15 especies endémicas de la península ibérica se están viendo obligadas a convivir en sus aguas con el alburno, representando una nueva y grave amenaza para su ya maltrecho estado de conservación.

 
 Nikon D300+ Tamron 90mm (ISO 200; 1/125; f8; -0,67 eV) 
Centro Regional de Acuicultura "Las Vegas del Guadiana"


Pasto para predadores

Los aficionados a la pesca consideran al alburno como un “pez pasto”, es decir, una especie cuya única utilidad es la de ser comido por otras más interesantes desde el punto de vista deportivo o lúdico.

Así, el alburno fue introducido con la finalidad de servir como alimento a otras especies alóctonas, como el black-bass (Micropterus salmoides), el lucio (Esox lucius), la lucioperca (Sander lucioperca) o el salmón del Danibio (Hucho hucho) y favorecer sus poblaciones, especialmente en lugares donde ellas mismas ya habían esquilmado a sus posibles presas. 
 Tal ha sido su proliferación que en algunos lugares ha pasado a ser desmedidamente abundante, con poblaciones tan densas que han llegado a superar cuantitativamente al resto de especies. Como curiosidad, en un concurso de “pesca de velocidad” (donde gana quien más peces saca en menos tiempo) celebrado en aguas del río Esla, tres avezados pescadores consiguieron capturar 2.220 alburnos al trepidante ritmo de un ejemplar cada 4,8 segundos. En estas aguas también se celebraba anualmente el “Open del Alburno”, dedicado exclusivamente a su pesca deportiva.






Cambios en las estrategias de pesca de las garzas. El caso de la garceta común

Como es lógico, la superabundancia de alburnos en los ríos no ha pasado desapercibida para las aves que se alimentan de peces. En poco tiempo se ha convertido en una de las presas más habituales en la dieta de los ardeidos (garcetas comunes, martinetes, garcillas cangrejeras, garzas reales, garzas imperiales, garceta grande), cormoranes y otras especies (desde la pagaza piconegra al martín pescador). Su reducida talla, que no suele superar los 20 cm, un peso inferior a 120 g y el alto contenido en grasa de su carne, hacen que sus características como presa sean excepcionales.

 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1000; f4; -1 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 


  Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/800; f7; -1 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 


Pero las garzas han necesitado hacer cambios en su comportamiento para poder alimentarse de este abundante recurso. Una de las técnicas de pesca más habituales de estas aves, con sutiles variaciones, consiste en recorrer las orillas o las aguas someras en busca de peces, llegando a permanecer estáticas largo tiempo hasta que algún ejemplar se pone a tiro. La gran longitud de su cuello y sus afilados picos son cruciales para tal fin. Sin embargo, esta técnica de caza al acecho no les resultaba eficaz para capturar los alburnos y han tenido que cambiar de estrategia para solucionar el problema.  

Este año empecé a observar un comportamiento muy curioso en las garcetas comunes de la colonia del río Guadiana a su paso por Badajoz, que en principio no supe interpretar (bueno, en realidad sí sabía lo que hacían pero no el porqué). Las aves se posaban en las orillas y comenzaban a volar hacia el centro del río lentamente, casi a ras de agua, manteniendo sus patas colgando, arrastrándolas sobre la superficie o incluso llegando a introducirlas levemente. En vez de volar parecía que iban caminando sobre el río. De repente, quebrando su vuelo, se lanzaban en picado para capturar los alburnos, llegando a quedar casi sumergidas en el agua. Su cuello permanecía erguido mientras volaban, de  tal modo que podían avistar bien a sus presas y disponían de un recorrido suficiente para lanzar su pico con fuerza contra los peces. 


  Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,63 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta "caminando" sobre el agua 


Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,63 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta "caminando" sobre el agua 



 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -1,33 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta intentando capturar un alburno


  Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta intentando capturar un alburno 



 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/800; f5,6; -0,64 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta intentando capturar un alburno 

 
  Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1000; f4; -1 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta posada sobre el agua, tras intentar pescar un pez sin éxito

 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f7,1; -0,64 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta prácticamente sumergida en el agua en una acción de pesca



  Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f7,1; -0,64 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Justo después de la anterior imagen, con un alburno en el pico

No había visto nunca a las garcetas pescar en vuelo así, haciendo picados y sumergiéndose con la mima facilidad que un martín pescador! Las idas y venidas de orilla a orilla se repetían continuamente, en ocasiones sin éxito y a veces capturando hasta dos peces en una misma zambullida. En algunos momentos las escenas eran espectaculares, con numerosas garcetas cruzando el río en todas direcciones exhibiendo su peculiar manera de pescar.




 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/500; f5; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Curioso caso en el que la garceta ha conseguido capturar dos alburnos en una única zambullida 



 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1000; f4,5; -1 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 


Es de suponer que el hecho de arrastrar las patas o dejar caer gotas de agua al volar debe ser un recurso de las garcetas para atraer la atención de los alburnos, resultando así más fácil capturarlos. Seguramente, su inesperada llegada a ras de agua ya provoca que los peces tengan sobradas razones para inquietarse. El alburno tiene además la peculiar costumbre de saltar fuera del agua en situaciones de peligro (por ejemplo cuando son atacados por los agresivos black-bass) y en algunas escenas se puede apreciar que al paso de las garcetas el agua parece “hervir” por el alarmado movimiento de los peces, incluso llegando a saltar por encima de ellas para evitar ser capturados.

 
Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/500; f5; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Los alburnos saltan fuera del agua al acercarse la graceta. Uno de ellos, salta por encima de ella.

 
Si tenemos en cuenta algunos aspectos de la biología de los alburnos podemos encontrar una explicación a esta curiosa técnica de pesca de las garcetas. En primer lugar, los alburnos suelen ser más abundantes en las zonas centrales del río que en las orillas y la probabilidad de capturarlos desde los bordes es mucho menor. Las garcetas, acostumbras al pescar al acecho desde las orillas o introduciéndose hasta donde les permitía la longitud de sus patas, no podían aprovechar así este recurso: tenían que intentar pescarlos en el centro del río, en aguas más profundas.

 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/500; f5; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Graceta común "arrastrando" sus patas sobre la superficie del agua 




Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f7.1; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta con una alburno en su pico, volando hacia la colonia


Por otra parte, los alburnos se alimentan principalmente de invertebrados que caen o viven en la superficie del agua. Su boca está perfectamente diseñada para tal fin, sensiblemente dirigida hacia arriba y con un maxilar inferior más largo que el superior. Por esta razón, y a diferencia de otras especies, son más abundantes en los centímetros más superficiales de la columna de agua y con ello más accesibles para las aves pescadoras que los peces que se alimentan en el fondo.

 

Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta "arrastrando" sus patas sobre la superficie del agua

 
 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta "arrastrando" sus patas sobre la superficie del agua 



Además tienen la costumbre de formar cardúmenes, es decir, agrupaciones o “bancos” compuestos por numerosos individuos, circunstancia que atrae poderosamente la atención de las aves. Estos peces suelen hacer las puestas entre abril y julio (y parece ser que en invierno también), dando lugar a grandes concentraciones que coinciden con el momento en el que las garcetas tienen una mayor demanda de alimento por tener que cebar a sus voraces pollos.

De este modo, las garcetas comunes han sabido adaptarse a la biología de los alburnos para alimentarse de ellos, desarrollando una técnica de pesca que no emplean frecuentemente. Con toda seguridad no se trata de un comportamiento nuevo en esta especie, simplemente lo están utilizando en el momento adecuado. 



Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Azud del Río Guadiana (Badajoz) 
Garceta "arrastrando" sus patas sobre la superficie del agua

Una técnica de pesca muy similar fue perfectamente documentada por Sebastián Molano para la garcilla bueyera, pero en este caso para alimentarse de anfibios en aguas someras. Curiosamente, las garcillas también utilizaban sus patas para delatar a sus presas y terminaban zambulléndose en el agua para capturarlos. Podéis ver las espectaculares imágenes y detallados comentarios en cuatro entradas consecutivas de su blog .


La garcilla cangrejera, pescando desde posadero


  Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/500; f4,5; -0,33 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
Gracilla cangrejera en su posadero, instantes antes de lanzarse en picado para capturar un alburno


A principios de julio, tuve la oportunidad de observar desde mi chajurdo a una garcilla cangrejera capturando alburnos. En este caso la estrategia fue completamente distinta a la de las garcetas, pero no por ello menos efectiva. Esta especie, que habitualmente pesca al acecho recorriendo las orillas o caminando sigilosamente sobre los nenúfares, me sorprendió con su inesperado comportamiento. Desde un posadero elevado situado en la orilla, permanecía atenta a los movimientos de los alburnos en la superficie del agua, estirando su cuello y girando la cabeza siguiendo sus desplazamientos. Al principio pensé que simplemente estaba descansando y que sus movimientos eran debidos a que estaba alerta por cualquier motivo. Como mantenía las patas flexionadas, me daba la impresión de que en cualquier momento iba a salir volando. Pero, de repente, se lanzó en picado desde el posadero al agua, recorriendo velozmente unos 4 metros de distancia y zambulléndose para capturar un enorme alburno en la zona central del río. 

 
 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
La garcilla cangrejera vuleve de nuevo al mismo posadero tras capturar el alburno


Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
Garacilla cangrejera con el alburno ensartado en su pico

 
 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f4; -0,67 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
Garacilla cangrejera con el alburno ensartado en su pico


 Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f6,3; -0,67 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
Garacilla cangrejera atenta a los movimeintos de los alburnos en la superficie del agua

 
Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/640; f5; -0,67 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
Garacilla cangrejera saliendo del agua tras un intento fallido de pesca


Durante las tres horas que estuve pendiente de sus movimientos, la garcilla cangrejera capturó dos alburnos utilizando la misma técnica y lo intentó sin éxito en cuatro ocasiones más.

 
Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/640; f5; -0,67 eV) 
Río Aljucén (Mérida)
En esta ocasión, tras lanzarse desde el posadero se desplazó hata la orilla opuesta con su flamente captura


Cuanto menos resulta curioso que diferentes especies de garzas utilicen técnicas de pesca distintas a las habituales para capturar a los alburnos, un pez que años atrás no estaba presente en sus hábitats ni formaba parte de su dieta.


La pesca colectiva de los cormoranes

 
Nikon D300+ Nikon 600mm f4 (ISO 200; 1/320; f11; -0,67 eV) 
Azud del río Guadiana (Badajoz)
Grupo de cormoranes pescando aguas arriba del azud


En relación con los cormoranes, durante los tres últimos inviernos he tenido ocasión de observar varias escenas de pesca colectiva, en las que numerosos grupos de aves avanzaban coordinadamente desde el centro del río hasta las orillas, aparentemente con la intención de acorralar a los peces y pescarlos con más facilidad. Entonces no tenía la obsesión que ahora padezco con los alburnos, pero es más que posible que los cormoranes tengan sus propias estrategias para atacar a los cardúmenes de alburnos, haciendo gala de ser los mejores pescadores del río.


  Nikon D300+ Tamron17-50mm (ISO 200; 1/400; f11; -0,33 eV) 
Azud del río Guadiana (Badajoz)
Avanzando desde el centro del río, los cormoranes arrinconaban a los peces contra la orilla y el embarcadero, volviendo de nuevo al centro del rio y repitiendo la misma acción minutos después


Como curiosidad, también pude comprobar que cuando el grupo de cormoranes se aproximaba a la orilla “empujando” a los peces, acudían rápidamente otras especies (garceta común, garceta grande, garza real, gaviota reidora y gaviota sombría). Es muy posible que estas especies “acompañantes” se beneficien de la coordinada labor de los cormoranes concentrando los peces y les faciliten su captura, pero quizás también para aprovechar los ejemplares que saltan fuera del agua huyendo del peligro, incluso cayendo en las orillas, una estrategia muy común en los  alburnos. A ver si el próximo invierno consigo averiguarlo y documentarlo con imágenes.

 
 Nikon D300+ Tamron17-50mm (ISO 200; 1/400; f11; -0,33 eV) 
Azud del río Guadiana (Badajoz)
Grupo de cormoranes pescando


 
La ligulosis, un problema añadido

Dada la importancia que actualmente tienen los alburnos en la dieta de algunas aves, resulta evidente que se han convertido en un “pez pasto” para ellas y no sólo para los peces predadores para los que estaban destinados. Pero este efecto colateral también puede tener consecuencias muy negativas, cuyo alcance actualmente se desconoce.

Se ha detectado que los alburnos son portadores de un parásito intestinal, concretamente la lígula (Ligula intestinalis), un cestodo con aspecto de tenia que llega a alcanzar un gran tamaño (más de 50 cm) y que se desarrolla en su cavidad abdominal. Los pescadores comentan en sus foros con preocupación la frecuente captura de alburnos con aspecto anémico y con el vientre notablemente inflamado (en Extremadura ya se han constatado numerosos casos en varios ríos y embalses). 


  Ligula intestinalis en el vientre de un alburno (fuente desconocida)


Este parásito puede transmitirse también a otros ciprínidos,  provocando incluso grandes mortandades, si bien los peces sólo son intermediarios en el ciclo vital de la lígula, puesto que los huéspedes definitivos son las aves que se alimentan de ellos. En el sistema digestivo de las aves se desarrolla el cestodo adulto, produciendo gran cantidad de huevos que son expulsados de nuevo al agua a través de los excrementos. Las larvas que eclosionan de los huevos son ingeridas por pequeños invertebrados, que a su vez son el alimento de los peces, comenzando de nuevo el ciclo. Los peces con ligulosis (así es como se denomina la enfermedad) padecen anemia como consecuencia de su extrema desnutrición y se convierten en presa fácil de las aves pescadoras, favoreciendo que así que el parásito llegue hasta su huésped definitivo.

Ciclo de Liguala intestinalis
.
 Ejemplares de barbo afectados por ligulosis. El segundo por la derecha se ecuntra sano, meintras en que los otrs tres se observa claramente su estado desnutrición, con el cuerpo muy deprimido lateralmente (Imagen: Javier de la Fuente, publicada en el diario La Opinión de Zamora)


Las complicadas relaciones entre predador y presa

Como en otros muchos casos ya constatados, los daños y alteraciones asociadas a la introducción de una especie foránea en un ecosistema pueden llegar a ser impredecibles (pincha para conocer las especies más peligrosas en España y en el mundo).

Existe un intenso debate sobre el posible efecto negativo de los alburnos al depredar sobre los alevines de black-bass o lucio, ya que al ser tan abundantes pueden convertirse en serios competidores de estos últimos en un futuro. Los alburnos estarían atacando la pirámide poblacional de sus predadores por la base, limitando la supervivencia de ejemplares capaces de alcanzar la edad adulta. Llegando al colmo del absurdo, podría ocurrir que la presa terminase desplazando a los predadores para los que estaba destinada. No obstante, no sería un disparate, ya que entraría dentro de lo predecible: la dinámica del sistema predador-presa es un clásico muy estudiado en ecología. Sería mucho pedir a quienes se dedican a introducir ilegalmente especies alóctonas, que se tomasen la molestia de hacer antes unos “sencillos” cálculos predictivos con las famosas ecuaciones Lotka-Volterra. Por eso, debería bastar con que estos hechos estuviesen prohibidos y suficientemente penados.



Pescador liberando ilegalmente alburnos en un embalse para que sirvan de alimento a los black-bass, A la vez,  utilizando ecuaciones diferenciales de primer orden no lineales, calcula mentalmente las posibles interacciones de las poblaciones del predador y de la presa. Como se aprecia claramente , está aplicando erróneamente las ecuaciones de Lotka-Volterra (personaje de ficción).


Y por último, una curiosidad

Espero no haber suscitando una excesiva animadversión contra el alburno, que verdaderamente no es culpable de nada; y en compensación creo que merece destacar un aspecto curioso de esta especie que me ha llamado la atención mientras recopilaba información.

Las escamas del alburno, brillantes y plateadas, se utilizaban antiguamente para falsificar las perlas y hacerlas pasar por naturales. Las escamas se pulverizaban hasta conseguir una sustancia líquida con la que se recubrían pequeñas esferas de cristal, adquiriendo un aspecto perlado que imitaba perfectamente a las perlas naturales. Este líquido se denominaba “albeto” o “esencia de oriente”.

Me sorprendió que la palabra “albeto” no estuviese recogida en el Diccionario de la Real Academia Española, pero sin embargo aparece referenciada detalladamente en el curioso y original Diccionario Nacional o Gran Diccionario Clásico de la Lengua Española, de D. Ramón Joaquín Domínguez (1849) del siguiente modo: 

el albeto o esencia de oriente se emplea para dar brillo a las perlas falsas y se extrae de las escamas del pez de mismo nombre, utilizándose también la membrana que envuelve el cuerpo y su peritoneo. Un tal Jamin, de París, fue el primero que inventó mezclar la esencia de oriente con la cola del pescado, introduciendo esta pasta con la ayuda de un soplete en globulillos de cristal, que se rellenaban inmediatamente de cera derretida para darles más peso y solidez”.



En el libro de Julio Verne “20.000 leguas de viaje submarino” (1869-1870), el autor  también emplea esta palabra en relación con su utilidad para falsificar perlas:

- (…..) aquel collar no me costó más de un dólar, y, sin embargo, puede creerme el señor profesor, las perlas que lo formaban no hubieran pasado por el tamiz de veinte agujeros*.

-Mi buen Ned -le dije, riendo-, eran perlas artificiales, simples glóbulos huecos de vidrio delgado interiormente revestido de la llamada esencia de perlas o esencia de Oriente.

-Pero esa esencia de perlas -dijo el canadiense -debe costar cara.

-Prácticamente nada. No es otra cosa que el albeto, la sustancia plateada de las escamas del alburno, conservado en amoníaco. No tiene valor alguno.

*equivale a decir que eran perlas de gran tamaño
.

Portada del libro "20.000 leguas de viaje submarino", de Julio Verne 


Para salir de dudas, me puse en contato con Real Academia Española a través del servicio de consultas "Español al día", preguntando sobre el significado de la palabra albeto y por qué no aparecía en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Y recibí la siguiente respuesta (con su habitual rapidez y eficacia):

"En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:

     El DRAE solo alberga palabras consolidadas y difundidas, pues no pretende ser un diccionario exhaustivo, sino un mero diccionario de uso.
Por otra parte, la forma albeto apenas figura más que en algunos diccionarios decimonónicos o de principios del siglo XX e incluso en el Diccionario enciclopédico de la lengua castellana de E. Zerolo se indica de esta voz que es  una corrupción del francés ablette, que figura por error en muchos diccionarios.
     Reciba un cordial saludo."



Y ya puestos a buscar, resulta que "ablette" es la denominción en francés del alburno (curiosamente en esta lengua el pez es femenino). Pero además, consultando a través del diccionario on-line del Centro Nacional de Recursos Textuales y Lexicales de Francia (CNRTL),  una de las acepeciones de "ablette" se refiere claramente a su uso para la falsificación de las perlas:

Ablette, SUBST. fem.
A. - Ichthyol. Pequeños peces de agua dulce con escamas plateadas utilizados en la fabricación de perlas falsas:
1. La imitación de la perla se fabrica con las escamas del ablette, aplastadas y reducidas a una especie de pasta que un trabajador remueve sin cesar. J.-K. Huysmans, Martha, 1876, p. 22.




viernes, 8 de julio de 2011

Mis vecinos, los primillas de Pardaleras

 
 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 7.1; 1/200) 
Macho de cernícalo primilla

Según el último censo realizado en 2004, la población de cernícalo primilla (Falco naumanni) en la ciudad de Badajoz rondaba las 45 parejas, caracterizándose por no formar grandes colonias y estar repartida en 5-6 núcleos. Seguramente esta especie fue en otros tiempos mucho más abundante en el paisaje urbano de Badajoz y debió ocupar principalmente edificios del casco antiguo. De hecho, aún quedan algunas parejas en la Catedral de San Juan Bautista (instaladas en los mechinales de su grandiosa torre campanario), en la Iglesia de San Andrés y en el entorno de la Alcazaba. En cualquier caso, en Badajoz los cernícalos primillas nunca llegaron a formar las espectaculares colonias que engrandecen a otras localidades extremeñas, como es el caso de Cáceres, Trujillo, Brozas, Fuente de Cantos, Llerena, Garrovillas o Acedera, en las que sus cascos urbanos han sido incuso declarados como “Zonas de Especial Protección para las Aves” (ZEPA) por la importancia de sus poblaciones.

 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5,6; 1/800) 
Joven de cernícalo primilla, de un nido con 3 pollos


Pero uno de los aspectos más sorprendentes y singulares de la población de cernícalos primillas de Badajoz es que la mayor parte de estas parejas no nidifican en edificios antiguos, sino que más del 75% se han instalado en pisos relativamente modernos, construidos principalmente a partir los años 50 del siglo pasado.

Este es el caso de la colonia de cernícalos primillas del barrio de Pardaleras, que acoge a más de 6 parejas. Este barrio está ubicado en una de las partes más altas de Badajoz y a partir de los años 50 se construyeron numerosos edificios de gran altura (algunos superando las 10 plantas) flanqueando la principal entrada a Badajoz, la antigua N-V (llamada popularmente “la autopista” por los pacenses). Corrían tiempos en los que la altura de los pisos era uno de los símbolos del progreso y del desarrollo, promovidos por el poderoso Instituto Nacional de la Vivienda, en pleno apogeo del franquismo. En aquellos años, estos edificios se ubicaban en la periferia de la ciudad, casi en el campo, pero con el paso del tiempo y del desenfreno urbanístico, han quedado integrados en plena ciudad. Y la “autopista”, que antaño discurría por el extrarradio, ha terminado por convertirse en uno de los ejes vertebradores del centro urbano de Badajoz.



 Barrio de Pardaleras (Badajoz) y localización de los edificios donde nidifican los cernícalos primillas


 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 7.1; 1/200) 
Macho de cernícalo primilla nacido el año pasado y que esta temporada se ha reproducido por primera vez. Su edad puede reconocerse con facilidad porque aún presenta  plumas barreadas en el dorso y alas. 


  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 4,5; 1/500) 
El mismo macho que en la imagen anterior. En esta pose se aprecian mejor las plumas barreadas, así como algunas plumas azuladas en el borde del ala (rasgo típico de los machos adultos) y plumas barreadas en la cola (igual que en las hembras) 


El hecho de que estos edificios hayan sido ocupados por los cernícalos no es casual. Por un lado, debió influir su proximidad a las zonas de alimentación, ya que a poco más de 1 km hacia el sur, entre el Río Rivillas y el Arroyo Calamón, se encuentran extensos campos donde aún se mantienen las labores tradicionales de secano (pastizales y cultivos de cereal). En contraste,  la mayor parte de los secanos situados en el resto de la periferia de Badajoz han sido transformados en cultivos de regadío o han sido urbanizados, habiendo perdido estas aves su hábitat óptimo de alimentación.


  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 500; f 5,6; 1/500, -0,3 eV) 
Joven de cernícalo primilla


  
Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5,6; 1/320)   
Jóvenes de cernícalo primilla de la misma nidada, esperando la ceba de los adultos


No obstante, hay otro curioso hecho que seguramente haya tenido más importancia. A diferencia de los pisos construidos hoy en día, antes se empleaban planchas onduladas de fibrocemento (la “uralita” de toda la vida) en las cubiertas de los edificios, dejando bajo ellas una cámara de aireación de dimensiones variables. Esto permitía a los cernícalos acceder fácilmente a su interior, encontrando en estos tejados lugares seguros y cómodos para nidificar. Las cubiertas de fibrocemento dejaron de utilizarse varias décadas después, al comprobarse que la elevada cantidad de amianto incluida su composición provocaba graves riesgos para la salud (la enfermedad se denomina asbestosis), siendo sustituidas por otros materiales y aislantes (telas asfálticas, paneles sándwich, planchas metálicas o plásticas, onduline, etc.). Como consecuencia de ello, los cernícalos primillas vieron reducidas sus posibilidades para encontrar huecos donde instalar sus nidos en las edificaciones más modernas, razón por la que sus colonias siempre suelen quedar relegadas a las zonas más antiguas de pueblos y ciudades.


  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5; 1/640) 
Adulto de cernícalo primilla en la entrada de su nido. Se aprecia la cubierta de fibrocemento y los huecos a través de los que accede al interior de la cámara de aireación.


Es lamentable que los arquitectos nunca piensen en las aves a la hora de diseñar sus construcciones. Una simple cámara de aire, unas tejas de aireación, un voladizo o una  separación entre vigas o juntas con las dimensiones adecuadas, pueden marcar las diferencias entre habitar en una mole inerte de ladrillo y hormigón o en un lugar con vida, donde también podemos tener como vecinos a cernícalos, lechuzas, cigüeñas, vencejos, aviones o golondrinas. Es más, creo que los arquitectos realmente se dedican a pensar cómo evitar que las aves sean huéspedes de sus edificios. Por desgracia, los propietarios de las viviendas tampoco suelen aceptar de buen grado a estos vecinos, que además de no pagar las cuotas de “esta nuestra comunidad”, solo consideran a las aves como una fuente de problemas.

Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5,6; 1/800) 
Joven de cernícalo primilla intentando averiguar quién ha sido el autor de la imagen


La primera vez que recuerdo haber visito los cernícalos de Pardaleras fue en 1979, desde el balcón de la casa de mis abuelos, que ofrecía una amplia panorámica de estos grandes edificios (qué buenos eran los prismáticos “Carena De Luxe” de mi abuelo,….. aún recuerdo el olor de su funda de cuero negro!). Por aquel entonces, hace sólo 32 años, algunas de estas calles ahora tan transitadas y animadas eran aún de tierra……y gran parte del barrio se componía principalmente de casas bajas y pequeños chalets de familias que vivían en las afueras de la ciudad. De hecho, aquí se encontraba la antigua cárcel de Badajoz (de estilo panóptico benthamiano y ahora reconvertida en Museo de Arte Contemporáneo), que como todas las cárceles, se ubicaba lo más lejos posible de los ciudadanos decentes.

 
  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5; 1/640) 
Secuencia en la que un joven espera la llegada de un adulto (el macho en este caso) con la ceba. La presa fue una escolopendra de gran tamaño.


El piso donde vivo, y desde donde están hechas estas fotos, se construyó a finales de los 80 sobre el solar de un cine de verano (el "Cine Autopista"). Desde la terraza lavadero y otras dos ventanas orientadas al sur se pueden ver al menos 3 nidos de cernícalos primillas y para mi es todo un privilegio simplemente escucharlos y verlos volar sobre las calles del barrio. Siempre celebro su llegada en primavera, cuando exhiben sus rápidos vuelos territoriales, resonando en el patio interior su potente “kii-et-chek, kii-et-chek”. En ocasiones, algunos ejemplares han renunciado a emprender su largo viaje migratorio y han pasado el invierno en esta zona de la ciudad, fieles a sus territorios de nidificación.

Ahora que lo pienso, tengo la sensación de que conozco mejor a los primillas de mi barrio que  la mayoría de mis vecinos!

  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5; 1/500) 
Joven de cernícalo primilla volandero de un nido situado en uno de los pisos más altos y que ahora se dedica a recorrer las cornisas y la antenas mientras aprende a volar.


  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5; 1/500) 
El mismo joven de la imagen anterior sobrevolando el patio interior de mi bloque de pisos. Nació unas 10 plantas más arriba, en el piso de enfrente.
Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 9; 1/2000)  
Macho de cernícalo primilla, esperando que la vecina del 2ºD termine de tender la ropa para poder acercarse a su nido a cebar a los pollos. Aunque no se ve, en su pata derecha lleva una escolpendra.

 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 9; 1/2000)
Las palomas domésticas compiten con los cernícalos primillas por ocupar los huecos para nidificar.

Las anteriores imágenes están tomadas desde una ventana de mi casa, un día de fortuna en el que el cielo nublado me permitió fotografiar al mediodía, a una hora en la que la cámara suele estar guardada. Pese a utilizar el 600mm, los cernícalos se econtraban a una distancia excesivamete lejana, así que todas las imágenes tienen recortes considerables. Como se trata de la primera entrada que dedico a esta especie, creo que es una excelente oportunidad para subir otras imágenes que llevaban tres años olvidadas en el disco duro del ordenador. Se trata de una jornada en julio de 2008 en los Llanos de Cáceres, en la colonia instalada en el cortijo de la finca "Montenegro". En este caso, las aves estaban mucho más cerca y pude aprovechar la cálida luz del atardecer.
 
 

   Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 11; 1/500; -0,3 eV)
Macho de cernícalo primilla


 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 9; 1/250; 0,0 eV)
Macho de cernícalo primilla

 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 5; 1/400; 0,0 eV)
Hembra de cernícalo primilla 

  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 10 1/640; -0,64 eV)
Macho de cernícalo primillacon con ceba para los pollos

   Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 11; 1/200) 
Macho de cernícalo primillacon con ceba para los pollos
 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 10 1/640; -0,64 eV) 
Macho de cernícalo adulto. Se aprecia el dorso sin motas, ausencia de barreado y una amplia franja azulada que recorre el ala. La cola es gris azulada, sin barreado o tonos pardos.

 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 200; f 10 1/640; -0,64 eV)
Macho de cernícalo subadulto (nacido el año anterior). Se aprecia el dorso y alas con barreado y carece de la amplia franja azulada que recorre el ala en los adultos. La cola no es azulada y presenta tonos pardos.