viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz 2011 a todos!


Antes de que termine el año quisiera agradeceros a todos de corazón las más de 27.000 visitas que habéis realizado a “mi chajurdo” durante 2010, tanto a través del blog como desde los enlaces en Facebook y Flicker. Vosotros sois mi principal motivación y estímulo para seguir aquí compartiendo imágenes y contando cosas.

Mis mejores deseos para todos en 2011!

Gracias!

martes, 28 de diciembre de 2010

La garza ladrona

La garza ladrona, ajustando las dioptrías de mis prismáticos
Azud del Río Guadiana (Badajoz)

No os vais a creer lo que me ocurrió el otro día en el campo. El caso es que estaba en metido en mi chajurdo cuando aún era casi de noche, esperando a que amaneciese para fotografiar las aves del azud. De repente, escuché un ruido detrás, como si alguien estuviese rebuscando algo en mi mochila. Cuando me giré, vi la cabeza de una garza que había metido su largo cuello por la puerta de atrás del chajurdo. “¡Pero cómo puede ser!”, me dije.  Tanto me sorprendí, que a punto estuve de caerme de la silla plegable. La garza huyó despavorida, pero me pareció que llevaba algo fuertemente agarrado en su pico mientras se alejaba. No le di más importancia a esta anécdota, que me pareció un curioso e inexplicable comportamiento de las garzas. “Verás cuando se lo cuente a los colegas”, pensaba yo.

Unos minutos más tarde, cuando el sol empezaba a salir, comencé a hacer las primeras fotos de las siluetas de las aves posadas en el muro del azud. Fue entonces cuando me quedé helado: apareció una garza que llevaba colgados unos prismáticos del cuello! ¡Esto sí que es raro! Instintivamente eché mano a mi mochila y comprobé asombrado que mis queridos e inseparables prismáticos Swarovski de 10x40 ya no estaban allí. ¡La garza ladrona se los había llevado!.

Hubo unos minutos en los que no supe ni que hacer, colapsado por lo que me estaba sucediendo. Cuando recobré la calma y di por perdidos mis prismáticos (bueno, por robados, mejor dicho), me dediqué a hacer fotos de la delincuente para que quedase constancia gráfica….y por lo menos que nadie me tomase por un loco de remate. Me dio la impresión de que no era la primera vez que la garza utilizaba unos prismáticos, ya que los manejaba con soltura, y además, lo primero que hizo fue corregir el ajuste de las dioptrías (que es precisamente el momento que muestro en la imagen).

En fin, después de esta insólita experiencia os recomiendo que dejéis bien cerrado el chajurdo por detrás y que no os fiéis ni de las garzas!

lunes, 27 de diciembre de 2010

El año más lluvioso desde 1940

 Azud del río Guadiana (Badajoz)
23 de diciembre de 2010
(a partir de 5 imágenes unidas con Photomerge) Mejor pinchando

Según la Agencia Estatal de Meteorología, el año 2010 ha sido el más lluvioso desde 1940 en  Badajoz, o lo que es lo mismo, el más lluvioso en los últimos 70 años. Así, en el período comprendido entre septiembre de 2009 y septiembre de 2010 se recogieron 744 litros/m2, destacando notablemente en las estadísticas de los últimos tiempos. Desconozco por qué se ha considerado para estos cálculos un ciclo de 12 meses tomando como referencia septiembre en lugar de diciembre (lo que vendía a ser un año natural), pero si se hubiesen incluido además las grandes precipitaciones de los dos últimos meses de 2010, seguramente los resultados podrían haber confirmado que sido el año más lluvioso desde 1910.

En estas imágenes se aprecia el enorme caudal que lleva el Rio Guadiana en estos días a su paso por Badajoz, en parte engrandecido por la necesidad de desembalsar algunos de los embalses situados aguas arriba (Zújar, Orellana, Alange y Tentudía) para disminuir su cota de llenado en previsión de nuevas precipitaciones. 

Este es uno de mis tramos preferidos del Guadiana y donde suelo conseguir muchas de las imágenes que aparecen en el blog.....pero  los lugares en los que habitualmente coloco mi chajurdo se encuentran ahora cubiertos por más de 2 m de agua! Habrá que esperar a que pase la corriente!



Azud del río Guadiana (Badajoz)
23 de diciembre de 2010
Mejor pinchando 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Una escena poco habitual

Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 320; 1/1000; f5; -0,3 eV)
Azud del Río Guadiana (Badajoz)
diciembre de 2009

La polla de agua (Gallinula chloropus) es una especie fácil de fotografiar por ser muy abundante en casi cualquier zona húmeda y suele acabar apareciendo delante del chajurdo una vez que ha vencido su habitual timidez. La mayoría de las veces la he fotografiado saliendo de la vegetación, caminando sobre los nenúfares, nadando o incluso en sus peleas territoriales, siendo siempre una especie muy fotogénica por su elegante plumaje negro y los contrastes rojos de su pico y patas. Pero en muy pocas ocasiones había logrado una imagen suya en vuelo y esta que os muestro me pareció curiosa por aparecer desplegando sus alas, justo en el momento de aterrizar sobre la corriente de agua.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Abubilla


Abubilla (Upupa epops)
Hernán Cortés (Badajoz), diciembre 2010
Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 320; 1/100; f4; -0,33eV)

Hace un par de años subí al blog una entrada titulada "La abubilla que no quería ser estival", donde contaba el cambio que parecía haberse producido en el estatus de esta especie, cuyas poblaciones, en lugar de migrar al sur, permanecen en invierno en muchas zonas de su área de distribución. En Extremadura una gran parte de las abubillas son sedentarias,  pero con toda seguridad también debe acoger a poblaciones provenientes de áreas más norteñas.
Estos días me he vuelto a acordar de las abubillas al releer unos textos en los que se citaba una curiosa leyenda popular de Castilla que aseguraba que estas aves se escondían en los huecos de los árboles durante el invierno, entrando en una especie de letargo y alimentándose de sus propias heces para sobrevivir. En contraste con esta inverosímil leyenda, en los regadíos de las vegas altas del Guadiana las poblaciones invernantes son bastante importantes, ocupando principalmente bordes de caminos, canales y rastrojos de arroz y maíz. Hasta los días más fríos del invierno, cuando el hielo lo cubre todo, las abubillas se muestran muy activas durante todo el día, posiblemente porque el alimento es escaso (principalmente los invertebrados) y deben rastrear más territorio para encontrarlo.

martes, 7 de diciembre de 2010

La noche cae sobre el Castillo de La Encomienda


 Castillo de La Encomienda o de Castelnovo
Vegas Altas de Guadiana, Villanueva de la Serena (Badajoz)
Nikon D300 +Tamron 18-50mm (ISO 200; 1/500; f13; medición puntual)

De regreso a casa después de disfrutar con un montón de amigos en el II Festival de las Grullas, no tuve más remedio que parar a hacer esta foto del Castillo de La Encomienda, aprovechando las últimas luces del día y las primeras oscuridades de la noche.

El Castillo de La Encomienda o de Castelnovo está emplazado en una modesta elevación de afloramientos de cuarcita, dominando sobre las fértiles vegas del Guadiana y de los ríos Ruecas y Gargáligas. Desde sus almenas se divisan las sierras de Montánchez y Las Villuercas en el horizonte y la sucesión de sierras que delimitan los ondulados campos de comarca de La Serena.  Justo a sus pies, el Guadiana y el Zújar se funden para siempre en un único cauce.

Alrededor del castillo hay otros cuatro  pequeños cerros (Cerro de la Serrezuela, Cerro del Acebuchal, Cerro de la Barca y Cerro de la Silla) y aunque todos ellos son de mayor altitud (entre 300 y 354 m), sus pobladores debieron elegir este emplazamiento por razones prácticas o estratégicas. En algunos escritos se asegura que fue edificado sobre las ruinas del castillo musulmán de Mojafár, aunque otros sitúan dicho castillo en Tamborrío, el punto más alto del Cerro de la Serrezuela y del que sólo quedarían restos que el tiempo y el hombre no han respetado. El castillo que vemos actualmente fue construido por la Orden de Alcántara, siendo sede y residencia de los Comendadores de dicha Orden y contando con diversos añadidos contemporáneos.

En el mapa a escala 1:25.000 se puede ver la ubicación de los cerros que rodean el Castillo de la Encomienda (tomado de SIGPAC)

Ver Castillo de La Encomienda en un mapa más grande
Ampliando el mapa se aprecia ese carácter de "isla" de estos cerros rodeados por un mar de cultivos de regadío

Estos cerros aún conservan la vegetación que antaño cubrió gran parte de fértiles vegas de la cuenca del Guadiana, manteniendo algunas manchas de dehesas, densos acebuchales y pastizales naturales dominados por la retama, que pudieron salvarse de las parcelaciones por encontrarse por encima de la cota de riego. Fueron mudos testigos de cómo los terrenos circundantes, casi hasta donde la vista alcanza, se transformaron progresivamente en cultivos de regadío con la llegada del “Plan Badajoz”, convirtiéndose por ello en auténticas islas de biodiversidad. Una de las innumerables dehesas que fueron taladas para dar paso a la agricultura fue la “Dehesa de la Encomienda de Castelnovo”, un encinar que rodeaba el castillo y se extendía sobre algo más de 2100 ha en las inmediaciones de Vadivia (uno de los llamados “pueblos de colonización” edificados para asentar a aquellos que luego trabajarían las nuevas tierras de regadío.) Si ahora nos parece espectacular el castillo y su entono, ¡qué podríamos decir si hubiésemos conocido todos estos parajes cubiertos de encinas!

Desde la ventana de mi casa en Villanueva de la Serena, donde viví hasta los 18 años, se podía ver el Castillo de la Encomienda emergiendo entre el Cerro de la Barca y el de la Serrezuela, luciendo los tonos grisáceos de su mampostería. Este referente histórico hizo que mi imaginación se entretuviese muchas veces intentando recrear el paisaje de estas tierras siglos atrás,  convirtiéndose a veces en un complicado ejercicio debido al cambio tan radical que sufrieron tantas miles de hectáreas y a las pocas referencias que quedan de su pasado natural sobre el terreno.

lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Qué hacen las grullas en medio de un camino?

Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; 1/400; f4, -0,3 eV)
Pistas de los regadíos cercanos a la localidad de Vegas Altas (Badajoz)
Aunque esta imagen muestra un grupo de grullas aparentemente desplazándose por un camino, este comportamiento nada tiene que ver con sus famosas rutas migratorias. En sus largos desplazamientos entre los lugares de cría y las zonas de invernada llegan a recorrer más de 4.500 km (por ejemplo, esta es la distancia que debe cubrir una grulla para  llegar desde el norte de Finlandia hasta el sur de Extremadura), pero siguiendo  otras sendas dibujadas en el aire que sólo ellas pueden ver……y volando, claro.

Pero entonces, ¿qué hacen estas grullas en un camino?. La respuesta es muy sencilla y bastaría con observarlas con detenimiento para conocer la respuesta.  Las grullas suelen frecuentar los caminos para comer pequeñas piedras que luego acumulan en su molleja, consiguiendo  así digerir mejor los granos de cereal, bulbos y bellotas que componen su dieta. Las pequeñas piedras, unidas a la fuerza de los músculos de la molleja, constituyen un eficaz sistema para triturar los alimentos más duros. Estas piedras se denominan gastrolitos  y su empleo es frecuente en las aves con dieta herbívora, aunque también existen algunos casos conocidos en reptiles (cocodrilos) y mamíferos (cetáceos).
Las aves eligen piedras de gran dureza (preferentemente cuarzo), a menudo ovaladas y de bordes lisos, supongo que para evitar daños en el sistema digestivo. Su tamaño suele ser pequeño, inferior a medio centímetro y rara vez mayores. Después de permanecer largo tiempo en la molleja, el desgaste hace que parezcan cantos rodados, quedando lisas y pulidas por completo.
La presencia de ejemplares jóvenes en el grupo de grullas de la imagen quizás pueda tener relación con la importancia del aprendizaje a la hora de incluir piedras en la dieta, algo que deben aprender de los adultos, del mismo modo que les enseñan a quitarle la cáscara a las bellotas con el pico antes de comerlas.

Sorprendentemente este hábito ya era común algunos animales prehistóticos (braquiosaurios, plesiosauros, por ejemplo),  habiéndose encontrado gastrolitos en sus restos fósiles, asumiendo  que tenían la misma función. Así, en algunos casos, la ausencia o la pérdida de un aparato masticador pudo ser compensada desde hace millones de años mediante la ingesta de piedras, supliendo con ingenio los dientes que otras especies consiguieron en su proceso evolutivo y que les permitió abandonar la dieta herbívora para aprovechar otros recursos más rentables energéticamente. (modificado a a partir de comentarios de "anónimo-carlos")

Gastrolito de un dinosaurio del Cretácico

Gastrolitos encontrados en un plesiosaurio

En determinados hábitats, los lugares donde las aves pueden conseguir piedras con más facilidad son precisamente los caminos, siendo frecuente en los últimos tiempos que se les incorpore una capa superficial de grava o zahorra para mejorar su firme……,y aunque quienes hacen los caminos no lo saben, también mejoran con ello la digestión de las grullas!.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Grullas con las Villuercas de fondo

Nikon D80 + Sigma 80-400mm (ISO 200; 1/1000; f5.6) 
Parque Periurbano de Conservación y Ocio "Dehesa de Moheda Alta", Navalvillar de Pela (Badajoz). Febrero de 2007

Últimamente no tengo tiempo para salir a hacer fotos al campo, así que me estoy reencontrando con mi archivo de imágenes, al que habitualmente le dedico poco tiempo. Esta escena grullera es de hace tres años, de una levantada de grullas en los arrozales de Moheda Alta (Navalvillar de Pela, Badajoz). Es frecuente que la Sierra de las Villuercas aparezcan de fondo en muchas de las imágenes que se pueden tomar en este núcleo de invernada de grullas, ganando en espectacularidad. En aquellos días fríos de febrero, la nieve casi estuvo a punto de cuajar en las laderas de la sierra y las pedrizas se aprecian blanqueadas por el hielo. Un pequeño rayo de sol que se escapó entre las nubes fue suficiente para que el vuelo de las grullas contrastara más sobre el paisaje del fondo.

Aún estáis a tiempo de participar en el Maratón Fotográfico "Una semana con las grullas", la excusa  perfecta para conocer este privilegiado rincón de Extremadura y disfrutar con las grullas!

jueves, 18 de noviembre de 2010

Maratón forográfico: “Una semana con las grullas”

Grulla común en los cultivos de cereal de Madrigalejo (Cáceres), con cielo de tormenta de fondo. 
Nikon D300+600mm f4 (ISO 250; f5, 1/400; -0,33 eV)

El programa de actividades del “II Festival de las Grullas” incluye este año entre sus novedades un maratón fotográfico, en el que los participantes disponen de 7 días para conseguir una colección de 6 imágenes donde las grullas deben ser las protagonistas. Las fotos podrán realizarse en el período comprendido entre las 5:00h del día 27 de noviembre y las 15:00h del 4 de diciembre.






La colección deberá incluir 6 imágenes con una temática diferente y que pondrán a prueba a los participantes: grullas en una dehesa, grullas en cultivos de regadío, grullas en vuelo, un grupo familiar de grullas, grullas al amanecer o al atardecer y el hábitat de las grullas.

El área donde deben realizarse las fotos cubre un extenso territorio de más de 120.000 ha que coincide con la zona de invernada de grullas más importante de Extremadura, donde se concentran en estas fechas más de 30.000 ejemplares.

 Grullas en los arrozales de Los Guadalperales (Badajoz)
Nikon D300+600mm f4 (ISO 200; f7.1, 1/200; -0,33 eV)


Con un poco de suerte y pericia se puede conseguir la colección de 6 imágenes en una intensa jornada “de sol a sol”, pero el fotógrafo dispone de 7 días para recorrer la zona y probar distintas rutas o localizaciones, diferentes luces, distintos objetivos, etc..

El plazo de inscripción termina a las 15:00h del día 3 de diciembre (un día antes del fallo del jurado). Ver formulario de inscripción.

Además de hacer fotos a las grullas, este maratón es una excelente oportunidad para conocer las Vegas Altas del Guadiana y disfrutar con sus impresionantes valores ornitológicos, que no defraudarán a ningún visitante.

¡Ánimo y a participar! 

 Grullas en vuelo
Nikon D300+600mm f4 (ISO 400; f6, 1/6400; -0,67 eV)

martes, 16 de noviembre de 2010

El canto de la lavandera


Lavandera blanca (Motacilla alba)
Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 250; f4.5; 1/500; -0,33 eV)

martes, 9 de noviembre de 2010

El monstruo de acero

Nikon D70 + Sigma 80-400mm (ISO 200; 1/800; f9)
Basurero de Cáceres, febrero de 2006

Esta imagen está tomada en "Centro de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos" de Cáceres hace ya unos años, con el equipo que tenía entonces y del que ya no queda nada, salvo las fotos. La irrupción de una de las excavadoras provocó la levantada de cientos de gaviotas sombrías y cigüeñas blancas que se concentran en este lugar para alimentarse. Buscando imágenes en el archivo para otra cosa, me encontré con ella....y me animé a probar con un procesado con el que he pretendido aportar más dramatismo a la escena.

martes, 2 de noviembre de 2010

La prueba gráfica definitiva: El Capitán Boyton pasó por Monfragüe

 El Capitán Boyton en el Salto del Gitano, Monfragüe (Cáceres)

El Capitán Paul Boyton ya narraba en sus memorias las enormes dificultades que encontró al pasar por Monfragüe (Cáceres), donde tuvo que enfrentase a las furiosas aguas del “Salto del Gitano”, pero sin embargo hasta ahora no existía constancia gráfica de ese crucial momento de su travesía.

Tras una intensa búsqueda por hemerotecas y otros archivos históricos, he logrado encontrar una serie de imágenes inéditas que fueron tomadas el 8 de febrero de 1878, justo después de la recepción de bienvenida que le ofreció el Gobernador de Cáceres al intrépido aventurero a orillas del río Tajo.

  El Capitán Boyton descansando en unas rocas

Antes de seguir navegando enfundado en su traje de de caucho impermeable, decidió retomar fuerzas en el mirador del Salto del Gitano (que en su época era conocido como el Salto del Escudero) y contemplar la ruta que habría de seguir hasta llegar a Alcántara, su siguiente escala en su viaje hacia Lisboa. Parece ser que las fotos se las hizo un pescador de Garrovillas de Alconetar que casualmente pasaba por allí.


 El Capitán Boyton en el Salto del Gitano, haciendo sonar su inseparable corneta

Dicen que el Capitán Boyton ha sido visto recientemente en un encuentro de fotógrafos y blogueros celebrado en Trujillo, donde exhibió ante el numeroso público asistente su traje de caucho "Merriman". Pero de momento no he podido confirmar esta excepcional noticia, aunque dicen que le hicieron hasta fotos. Si alguien consiguió alguna, le agradecería que me la enviara para incluirla en su fototeca!
 

Enlaces a esta entrada:
La materia de los blogs
Extremadura en la red

Fotos: Joaquín Dávalos
Procesado antiguo: José María Benítez Cidoncha

jueves, 28 de octubre de 2010

Las grullas en Extremadura: todo un festival

"Si no eres capaz de descubrir
la belleza de las grullas, prueba a contemplarlas
a través de los ojos de un niño"
(para Kiko Esperilla y familia)



Extremadura es el principal destino de la mayor parte de la población de grullas que llegan a la península ibérica, convirtiéndose durante el invierno en una de las especies más representativas de sus dehesas y campos de cultivo. Cada año aumenta el interés de fotógrafos y aficionados a la ornitología por observar estas espectaculares aves en la región.

Una población invernante en aumento

Gran parte de las poblaciones de grullas que nidifican en Alemania, Suecia, Finlandia, Noruega y Estonia, así como del resto de países que circundan el Mar Báltico y áreas próximas de Rusia, siguen la denominada “ruta occidental” hasta llegar a Extremadura. En su larga travesía migratoria pueden llegar a recorrer más de 4.500 km, disponiendo de lugares estratégicamente situados a lo largo del recorrido para descansar y alimentarse (Hornborga, Takern, Kvismaren y Öland en Suecia; Vassa en Finlandia; Matsalu en Estonia; Rügen-Bock, Diepoholzer y Hesse-Marburg, en Alemania; Arjuzanx y Lac du Der en Francia, etc.).



En las últimas décadas se ha constatado un aumento progresivo de las poblaciones de grulla común, estimándose que en la península ibérica invernan más de 150.000 aves (datos de SEO/BirdLife, temporada 2003-2004), casi triplicando los censos realizados 20 años atrás. Estas cifras son aún más significativas si tiene en cuenta la creciente importancia de la invernada en Francia, donde permanecen más de 50.000 individuos (principalmente en las Landas de Gascogne y en Lac de Chantecoq) y que ha supuesto un interesante cambio su estrategia migratoria.


La población invernante en Extremadura puede alcanzar las 80.000 aves, lo que supone más del 50% de los efectivos invernantes transpirenaicos. No obstante, su número puede variar cada temporada dependiendo de las condiciones existentes en las zonas de invernada más norteñas (Gallocanta y Francia, principalmente), de tal modo que los inviernos con temperaturas extremadamente bajas, escasez de alimento o ausencia de agua en los humedales, obligarían a que continuasen su ruta migratoria hacia el suroeste ibérico. 


Distribución de la población en Extremadura

Las grullas se distribuyen ampliamente durante el invierno y se estima que la superficie ocupada conjuntamente por de las áreas de campeo, alimentación y los dormideros representa más del 40% de la región. Los efectivos se reparten en 11 grandes sectores o áreas de invernada que integran más de 40 núcleos ocupados regularmente por las aves (ver mapa). Cada núcleo cuenta con un área de campeo definida y uno o varios dormideros. No obstante, el dinámico comportamiento de la especie propicia que existan movimientos de diversa magnitud entre los distintos núcleos y sectores a lo largo de la invernada.



El tamaño medio de las poblaciones en los 11 sectores está comprendido entre 1.600 y 3.800 individuos. Aproximadamente el 77% de la población de grullas de Extremadura está repartida en núcleos que superan las 2.000 aves, siendo los sectores más importantes cuantitativamente: “Zona Centro” (30.000-40.000 ind.), “Azuaga” (7.500-9.000 ind.) y “Navalmoral” (5.000-6.600 ind.)


Las dehesas y la alimentación de las grullas

Esta región ofrece a las grullas una elevada disponibilidad de alimento en las grandes extensiones de dehesas que cubren el territorio, pudiendo aprovechar también los cultivos de cereal y los rastrojos de los fértiles regadíos. La calidad del hábitat, unida a la existencia de numerosas zonas húmedas donde establecer sus dormideros y las temperaturas moderadas del invierno extremeño (entre 5º y 20º C), son las claves de que encuentren aquí un destino preferente.

Tradicionalmente se asocia a las grullas con las dehesas de encinas y casi todos los núcleos de invernada existentes en Extremadura integran en mayor o menor proporción zonas de dehesas, aunque también pueden establecerse en áreas donde predominan los cultivos de cereal o pastizales sin apenas arbolado. Los rastrojos de arroz y de maíz en los regadíos son también intensamente utilizados por las grullas y las poblaciones vinculadas a estas zonas de alimentación han crecido notablemente en los últimos años, especialmente en las Vegas Altas del Guadiana.


La dieta de la grulla depende de los recursos disponibles en los hábitats donde se alimenta. Así, en las dehesas consumen principalmente bellotas de encina, en los cultivos de cereal de secano las semillas de trigo, cebada  y avena, mientras que en los  rastrojos de regadío  buscan los granos de arroz y maíz desperdiciados tras la cosecha mecanizada. En ocasiones también se alimentan de bulbos de especies silvestres, tubérculos, tallos y brotes de herbáceas y de cereal o incluso pequeños invertebrados.


Merece destacar la especialización de las grullas en el consumo de la bellota, siendo de las pocas especies que eliminan por completo la cáscara antes de ingerirla. La desprenden mediante certeros golpes con su potente pico. Por ser un alimento que no existe en sus áreas de cría, los adultos deben enseñar a los jóvenes la técnica de pelar bellotas. Muestran también una notable habilidad para desenterrar bulbos, removiendo el suelo con el pico.

Una especie de hábitos muy previsibles

Las grullas mantienen rutinas muy marcadas, desplazándose a los comederos durante el día y volando al final de la jornada a los dormideros comunales, donde pueden llegar a concentrarse miles de aves. En ocasiones establecen predormideros en las inmediaciones de un dormidero principal, donde se agrupan antes de volar definitivamente a este último.

Son especies eminentemente gregarias, pudiendo formar espectaculares bandos de cientos de ejemplares. No obstante, es frecuente también ver grupos familiares aislados, en los que los adultos acompañan a los jóvenes durante toda la invernada.


Los dormideros comunales suelen ser siempre los mismos y se ubican con frecuencia en embalses cercanos a los comederos, eligiendo zonas con aguas someras, amplias orillas y mucha visibilidad frente a predadores o posibles molestias. Algunos de los dormideros que congregan a más aves se establecen en los rastrojos de arroz que presentan una lámina de agua poco profunda tras ser labrados (fangueados).

Fotografiar las grullas

Se trata de una especie relativamente fácil de fotografiar, aunque todo depende de lo que cada uno pretenda conseguir. Gracias a su gran tamaño es posible utilizar focales intermedias (de 200 o 300 mm.) y conseguir buenos resultados, aún sin estar muy cerca de las aves. Por otra parte, su comportamiento gregario permite obtener imágenes de grandes grupos posados o en vuelo, situaciones en las que no es necesario un teleobjetivo potente.


La belleza de los hábitats y paisajes donde suelen encontrarse las grullas obligará al fotógrafo a incluir el entorno en sus composiciones, en ocasiones compartiendo protagonismo con ellas. Las dehesas de encinas y alcornoques, los coloridos campos de cultivo, los pastizales o las sierras tapizadas de bosque mediterráneo que aparecerán de en fondo muchas imágenes, representan un valor añadido que el fotógrafo sabrá apreciar. Del mismo modo, el vuelo de los bandos de grullas a atardecer o al amanecer, enmarcados por el suave colorido de los cielos invernales, crea escenas muy interesantes y de gran espectacularidad.


Es posible realizar recorridos en coche por cualquier zona grullera y conseguir buenas imágenes con una simple rótula u otro accesorio instalado en la ventana. Para ello es recomendable circular a poca velocidad y mantenerse siempre a una distancia adecuada que evite que nuestra presencia provoque que levanten el vuelo. Salir del coche para montar el trípode provocará con toda seguridad que levanten el vuelo.

Los mejores resultados se conseguirán instalando un aguardo o hide en un lugar adecuado, pero para ello es necesario dedicar previamente varias salidas de campo para conocer sobre el terreno el comportamiento y las rutinas de las aves. Por ejemplo, es importante localizar los comederos que utilizan a primera hora de la mañana (donde encontraremos las mejores luces), las zonas que eligen para descansar o los lugares en los que se concentran antes de dormir. A partir de ahí, el fotógrafo debe elegir un emplazamiento para el aguardo en función de la trayectoria del sol y del cromatismo de los posibles fondos, así como valorar la distancia a la que debe colocarse dependiendo del teleobjetivo que vaya a utilizar. Es conveniente ocultar bien el aguardo, preferiblemente entre la vegetación (chaparros de encina, bajo la copa de un árbol, en un lindero con arbustos, etc...) y evitar que destaque en el entorno para que no desconfíen en exceso.


Si optamos por fotografiarlas cuando vuelan a los dormideros hay que evitar aproximarse al lugar donde se concentran para pasar la noche, situándonos a la mayor distancia posible para no provocar molestias. Es recomendable elegir un lugar elevado desde donde se disponga de una amplia perspectiva del horizonte, ya que así resulta más fácil ver la llegada de los bandos o escuchar su canto cuando se aproximan. Los itinerarios que siguen las grullas suelen ser siempre los mismos, por lo que el trabajo de campo previo puede facilitar mucho la elección de encuadres y fondos.



Los días de luna llena son los menos indicados para hacer fotos de la entrada a los dormideros, ya que las grullas prolongan al máximo su permanencia en los comederos y llegan casi de noche, con poca luz para fotografiar. Si elegimos días con poca luna es más probable que tengamos éxito y además tendremos a nuestro favor que los bandos suelen aparecer coincidiendo con la puesta del sol.
 

Aunque en invierno la luz es menos intensa que en otras épocas del año, el plumaje gris de las grullas suele provocar incómodos reflejos y nos obligará en ocasiones a buscar la exposición correcta que evite la aparición de zonas quemadas. La medición puntual en el cuerpo del ave es una buena opción para solucionar este problema. Los días nublados nos pueden sorprender gratamente y es posible conseguir excelentes resultados al reducirse los tonos brillantes.

Las mejores fechas para fotografiar las grullas

En el mes de enero la población de grullas alcanza sus valores máximos en la mayoría de los núcleos. Será el período en el que tendremos más posibilidades de ver grullas y de fotografiar grandes concentraciones.


Las grullas suelen ser más complicadas de fotografiar al principio de la invernada por mostrar un comportamiento asustadizo, en parte porque coincide con la temporada de caza y con las últimas labores agrícolas del año y levantan el vuelo ante cualquier molestia (el paso de un coche, un disparo lejano, un tractor o la proximidad de personas). Sin embargo, en las últimas semanas de la invernada (especialmente a finales de febrero o incluso a inicios de marzo) su comportamiento cambia radicalmente y se muestran mucho más confiadas. Es frecuente que ante nuestra presencia prefieran alejarse a paso rápido en vez de alzar el vuelo, ya que en estas fechas evitan hacer gastos energéticos innecesarios para mantener intactas sus reservas para el largo viaje migratorio de retorno. También su presencia es más frecuente zonas marginales, como las inmediaciones de las carreteras y caminos, lugares que han sido menos utilizados durante el invierno y donde aún pueden encontrar alimento. Es la mejor época para fotografiarlas desde un vehículo, pero también porque la floración de muchas especies ya ha comenzado en los pastizales y las imágenes ganan en contrastes. Con un poco de suerte podremos conseguir imágenes de sus primeros comportamientos nupciales.


Es necesario solicitar una autorización a la Dirección General del Medio Natural de la Junta de Extremadura para fotografiar las grullas, especialmente cuando la actividad se va a desarrollar dentro de un área protegida. También es conveniente disponer previamente del permiso de los propietarios de las fincas cuando se pretende fotografiar accediendo a terrenos privados.

El “II Festival de las Grullas”

La llegada de las grullas a los campos extremeños se asocia con el comienzo del invierno. Al tratarse de una especie muy abundante, ampliamente repartida por todo el territorio y fácil de observar, su simbolismo está íntimamente ligado a la cultura popular.


La veterana asociación conservacionista ADENEX fue pionera en la original idea de celebrar la llegada de grullas a Extremadura, organizando vistas guiadas a las zonas de invernada más interesantes y logrando que el público disfrutase de la observación de estas aves. Desde diciembre de 1988, fecha en la que se celebró el primer “Día de las Grullas”, la percepción social de este fenómeno ha cambiado notablemente. La observación de las grullas representa en la actualidad en un recurso turístico con una gran potencialidad, aumentando cada año los visitantes de dentro y fuera de la región que están interesados en contemplar este espectáculo natural.


Con el objetivo de fomentar y promocionar el turismo ornitológico en la región, la  Junta de Extremadura está organizando por segundo año consecutivo el “Festival de las Grullas”, que se celebrará los días 4 y 5 de diciembre de 2010 en el Parque Periurbano de Conservación y Ocio “Moheda Alta (Navalvillar de Pela, Badajoz). Este espacio protegido se ubica en el corazón de una de las principales zonas grulleras y es un privilegiado lugar para la observación de otras aves. Dispone de un moderno Centro de Interpretación con salas temáticas dedicadas a las grullas y a las dehesas, así como varias torretas de observación estratégicamente situadas. Los visitantes tienen la posibilidad de alojarse en varias casitas perfectamente acondicionadas en plena dehesa.


La programación incluirá charlas, talleres infantiles, cuentacuentos, actuaciones musicales, proyecciones y rutas guiadas a los mejores lugares para observar las grullas. Además de otras sorpresas, este año habrá dos nuevas e interesantes actividades: “Desayunando con las grullas” (¿puede haber algo más gratificante que tomar un café mientras se contempla la salida de las grullas al amanecer?) y una “Maratón fotográfica” (en la que los participantes tendrán que conseguir diferentes imágenes de las grullas en un tiempo limitado).




Un día de grullas en Moheda Alta

Uno de los lugares que recomiendo para ver y fotografiar las grullas en Extremadura es precisamente el Parque Periurbano de Conservación y Ocio “Moheda Alta”. Durante los fríos días del invierno nada hace sospechar que la noche abriga el sueño de miles de aves. Si llegamos a los observatorios del Parque Periurbano unos minutos antes del amanecer, podremos disfrutar de un espectáculo natural de gran belleza. Con las primeras luces del alba los sonoros trompeteos de las grullas delatarán su presencia y, sin haber despuntado aún el sol en el horizonte, empezaremos a ver las siluetas de los primeros grupos de aves que van abandonando poco a poco el dormidero. Seguidamente, cientos de bandos de grullas surcarán el cielo en todas direcciones para dirigirse hacia sus comederos. La suave luz del amanecer hará que este momento resulte aún más impresionante para aquellos que tengan la suerte de contemplarlo.
 

Después del amanecer podemos ir al encuentro de las grullas recorriendo la red de carreteras y pistas para observarlas en sus comederos.

Al final de día, el grandioso espectáculo del amanecer se repite. Antes de la puesta del sol podemos dirigirnos de nuevo a los observatorios de Moheda Alta o situarnos en algún lugar elevado donde dispongamos suficiente visibilidad. Las grullas retornan a los dormideros en grandes bandos, surgiendo inesperadamente sobre las dehesas para volar hasta las tablas de arroz o las colas de los embalses. El horizonte, maravillosamente teñido por los colores del ocaso, se convierte durante unos momentos en un inmenso escenario en el que el incesante trasiego de aves no dejará indiferente al observador. Además de las grullas, cientos de gaviotas sombrías y gaviotas reidoras se dirigen hacia las colas de los embalses, los bandos de patos (ánade real, ánade rabudo, pato cuchara, cerceta común, etc.) abandonan la tranquilidad de los embalses para comer durante la noche en los cultivos, los sonoros ánsares sobrevuelan los arrozales, así como los pequeños pájaros (trigueros, lavanderas blancas, estorninos negros, gorriones morunos, etc.) que se dirigen a los sotos y bosquetes buscando refugio para pasar la noche. Sin lugar a dudas, todo un espectáculo.

Por supuesto ¡estáis todos invitados a participar en el “II Festival de las Grullas”, y a ver y fotografiar las grullas en Extremadura!


Artículo publicado en la Revista Digital de Fotonatura

martes, 26 de octubre de 2010

Ojos verde esmeralda


Durante el pasado invierno, las aguas turbias y desbordadas del Guadiana no impidieron a los cormoranes seguir pescando. Incluso en aquellos momentos en los que la corriente parecía arrastrarlos, se adentraban en el agua sin miedo y buceaban sin cesar en busca de peces. Aunque en otras zonas del río estaban remansadas, un buen número de cormoranes seguían prefiriendo las aguas turbulentas.

Azud del Guadiana, el 22 de febrero de 2010

Algunos ejemplares establecieron sus zonas de pesca en ambos extremos del muro del azud, lugares en los que la fuerza del agua era menor y les resultaba mucho más fácil capturar sus presas. Es de suponer que los peces también se concentraban en estas mismas zonas, evitando así la fuerza de las corrientes. Por la eficacia de capturas en cada inmersión de los cormoranes, parecía evidente que la abundancia de peces debía ser muy alta.

 En rojo, lugares elegidos preferentemente por los cormoranes para pescar y que coincidían con los extremos del azud

 En primer plano, la zona de pesca de los cormoranes, donde se aprecia que la fuerza de la corriente es mucho menor

Gracias a que utilizaban para pescar una zona muy próxima a tierra, pude fotografiar a varios ejemplares a corta distancia. Y muy cómodamente: con el trípode montado en un mirador y completamente a descubierto. Sólo faltó que saliese el sol....pero incluso con el cielo nublado y lloviendo a ratos, la luz me permitió fotografiar a los espectaculares cormoranes. Estas son algunas de las imágenes que he seleccionado:

 
   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/400; f5; +0,3 eV)

   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/800; f4; +0,3 eV)

   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/320; f5,6; +0,3 eV)

   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/500; f7,1; +0,3 eV)

 Nikon D300 +600mm f4 (ISO 400; 1/1000; f6,3; +0,3 eV)

 Nikon D300 +600mm f4 (ISO 320; 1/320; f6,3; +0,3 eV)

  Nikon D300 +600mm f4 (ISO 320; 1/400; f5; +0,3 eV)
   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/400; f5; +0,3 eV)

    Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/400; f5; +0,3 eV)

   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/800; f4; +0,3 eV)

   Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/250; f8; +0,3 eV)

  Nikon D300 +600mm f4 (ISO 320; 1/320; f5,6; +0,3 eV)

  Nikon D300+600mm f4 (ISO 400; 1/320; f6,3; +0,3 eV)

  Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 400; 1/400; f6,3; +0,3 eV)

 Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 400; 1/400; f6,3; +0,3 eV)