lunes, 25 de junio de 2012

Los nómadas del mar



Enal, nadando con su mascota. Imagen de James Morgan, ganadora en la edición de 2010 de Travel Photographer of the World

La semana pasada, mientras ojeaba una revista esperando mi turno para cortarme el pelo (por cierto, creo que los peluqueros ya han dejado de comprar “el Interviú” para entretener a sus clientes), me tropecé con esta curiosa imagen que me dejó impactado. Parecía una escena captada en un recóndito rincón del paraíso, donde los niños jugaban libres y felices y podían incluso ganarse la amistad de las bestias más terribles. El sonriente niño de la imagen se llama Enal y se encuentra en las costas de Indonesia divirtiéndose con su singular mascota, un “pequeño” tiburón. Me interesé por la historia que a buen seguro escondía esta escena y así llegué hasta su autor, el fotógrafo James Morgan y a los premios Travel Photographer of the World.
 Otra escena del sonriente Enal con su tiburón-mascota

Grupo de niños buceando

 Niña Bajau

Lamentablemente aquello nada tenía que ver con un idílico edén. La imagen en realidad nos desvela la cruel situación en la que se encuentra una etnia que está perdiendo sus raíces, los Bajau Laut, ancestralmente dedicados a vivir del mar y de sus recursos, pero también esconde una llamada de atención sobre la destrucción que están sufriendo los valiosos arrecifes de coral del océano Pacífico.

Costas de Indonesia, un verdadero paraíso

Los Bajau Laut son un grupo étnico de origen malayo que ha vivido estrechamente vinculado al mar durante siglos, ocupando una extensa franja de océano entre Filipinas, Malasia e Indonesia. Durante generaciones su principal actividad ha sido la pesca, siendo unos afamados buceadores por su capacidad de sumergirse a pulmón a grandes profundidades. Sus conocimientos ya eran  venerados por los grandes sultanes malayos, que contaban con ellos para establecer y proteger sus rutas comerciales. También son conocidos como “los gitanos del mar” por sus costumbres nómadas, siendo las corrientes y las mareas las que deciden dónde vivirán en cada momento.




La cultura tradicional Bajau, una mezcla de animismo e Islam, revela una compleja relación con el mar, que para ellos es una entidad heterogénea y fuente de vida. Sus espíritus habitan en las corrientes y en las mareas, en los arrecifes de coral y en los manglares.

Están altamente cualificados para el buceo libre, logrando descender a más de 30 m de profundidad para capturar a los peces pelágicos o para buscar perlas y pepinos de mar, un manjar entre los Bajau y mercancía que han cambiado durante siglos. Dado que el buceo es su principal actividad, los Bajau suelen romperse deliberadamente los tímpanos cuando son jóvenes. Esta práctica les hace sangrar por los oídos y la nariz y sufrir de vértigos, pero después les permite bucear sin dolor a grandes profundidades. Como era de esperar, la sordera entre ancianos Bajau es muy frecuente. Para zambullirse, muchos de ellos llevan aún unas gafas de madera con lentes de cristal talladas a mano y pescan con arpones hechos de madera de barco.


Gafas de bucear de los Bajau

El número de Bajau que aún viven en los tradicionales barcos lepa-lepa, embarcación que a la vez es su hogar y su medio de vida para pescar, está disminuyendo con rapidez. El nomadismo siempre ha estado en desacuerdo con la obsesión de los gobernantes por confinar a la población dentro de límites fijos. En las últimas décadas se han llevado a cabo controvertidos programas para obligar a la mayoría de los Bajau a establecerse en tierra, perdiendo con ello la  libertad asociada a su modo de vida, ajena a las fronteras, nacionalidades o pasaportes. En algunas zonas los Bajau viven en palafitos de madera construidos sobre el agua, pero pueden pasar largas temporadas sin pisar tierra firme.

Embarcaciones típicas de los Bajau (lepa lepa)

Palafitos construidos sobre el mar, pequeñas aldeas flotantes donde viven los Bajau
Desde muy pequeños los niños Bajau aprenden a pescar

 Los pescadores que se lo pueden permitir utilizan rudimentarios compresores de buceo. El aire es bombeado a través de una manguera de jardín para que los buzos puedan aguantar durante más tiempo bajo el agua, incluso más de  40 minutos. Sin tener en cuenta los riesgos asociados a la descompresión, innumerables Bajau han acabado mutilados o muertos al acumular mortales burbujas de nitrógeno en la sangre. Cuando bucean a pulmón es espectacular ver como son capaces de llegar hasta el fondo y caminar sobre los arrecifes como si la presión del agua no les afectase en absoluto. 

 Impresionante vídeo de un buceador descendiendo hasta el fondo del mar 
y caminando después sobre los arrecifes, a más de 20m de profundidad

Acostumbrados desde pequeños a bucear, sus músculos oculares se han adaptado a estrechar sus pupilas y cambiar la forma del cristalino para incrementar la refracción de la luz, permitiéndoles tener una visión subacuática dos veces más clara. Su estructura ósea unida a una escasa acumulación de grasa corporal, favorecen sus cualidades para el buceo.



 Escenas de buceo a pulmón

Este tipo de pesca se ha convertido en una actividad muy lucrativa a costa de utilizar ilegalmente cianuro de potasio. El cianuro fue introducido por primera vez en Filipinas por los barcos de pesca de Hong Kong, que capturaban indiscriminadamente especies de los arrecifes, como el mero y el pez Napoleón, para satisfacer la creciente demanda de restaurantes de las grandes ciudades. Su uso se extendió rápidamente por todo el Triángulo Coral, una bioregión que abarca seis países del sudeste asiático y que es el lugar de mayor diversidad de especies marinas del planeta, incluyendo el 76% de todos los corales conocidos. 


 Buceadores en los arrecifes de coral
Utilizan botellas de plástico para soplar las nubes venenosas de cianuro sobre las especies objetivo, intoxicándose también los propios buceadores y dañando irreversiblemente los hábitats coralinos. El cianuro aturde a los peces y de este modo pueden ser capturados vivos, lo que permite que alcancen mayores precios en el mercado. Para reducir la tasa de mortalidad de los peces es frecuente que los mismos pescadores inyecten bajo sus escamas antibióticos como la tetraciclina. El cianuro y los antibióticos se acumulan en los peces que luego son consumidos en los restaurantes, convirtiéndose además en un grave problema sanitario.

Buceador manipulando un botella con cianuro 

 Inyectando antibióticos para disminuir la mortalidad de los peces

No es menos importante el impacto ambiental de la pesca masiva mediante dinamita y otros explosivos de fabricación casera (por ejemplo las bombas con fertilizantes, hechas con nitrato amónico), una práctica que arrasa por completo los arrecifes y que también causa lesiones a los pescadores, incluso su muerte accidental al manipularlos. 

 
Elaboración de una bomba de fertilizante 

 Las mujeres Bajau son con frecuencia las encargadas de preparar los explosivos
y las que resultan dañadas por su inadecuada manipulación

Esta actividad genera un negocio estimado en 800 millones de dólares al año, según datos de WWF. Los peces vivos son conservados por los Bajau en jaulas y después sus compradores los trasladan hasta grandes acuarios. Finalmente, los peces viajan en avión hasta Hong Kong, China continental o cualquier parte del mundo donde estén dispuestos a pagar por ellos. El lucrativo comercio de peces ornamentales o exóticos para acuarios se basa igualmente en el uso del cianuro, siendo después distribuidos mediante estas complejas redes de comercio internacional.

 Acuarios para el almacenamiento de peces capturados vivos




Muchos arrecifes ahora se han convertido en terrenos baldíos de coral roto, la triste herencia de años de pesca con cianuro y dinamita. Es una historia común en todo el Triángulo de Coral, donde las comunidades locales destruyen el medio ambiente que los sustenta impulsados por los voraces mercados mundiales. Afortunadamente, la situación está empezando a cambiar. Subvenciones de WWF y de otras organizaciones internacionales dedicadas a la conservación están ayudando a crear programas marinos de gestión que favorecen la sostenibilidad, estableciendo zonas de prohibición a la pesca e impulsando un retorno a los métodos de pesca tradicionales. A menudo son los  propios Bajau quienes se encargan de transmitir esos conocimientos a las comunidades locales.

 Os recomiendo que no dejéis de visitar la web del fotógrafo James Morgan. Pasó 8 meses conviviendo con los Bajau y realizó un impresionante y esclarecedor vídeo titulado “The Bajau Laut”, que da comienzo con varias escenas de Enal jugando con su mascota, para ir mostrando a continuación toda la problemática asociada a esta etnia y a la destrucción de los arrecifes provocada por las sobrexplotación de los recursos.

Pinchar sobre la imagen para ver el vídeo

Referencias:
- PDF titulado "The last nomad of the sea", con textos de Johnny Langenheim e imágenes de James Morgan (ver PDF)
- “Los últimos nómadas del mar”, Johnny Langenheim, publicado en The Guardian en 2010. 

Imágenes: 
James Morgan y Timothy Allen

 Joven pescador de los  arrecifes de coral del Guadiana....que seguro que también es capaz de agarrar un tiburón por la cola

viernes, 15 de junio de 2012

Phthiria sobre flor de cardo


 Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f9; 1/250; -0,33 eV)

Cuando sales a fotografiar bichos con el macro, el día transcurre de un modo diferente. No hace falta madrugar tanto como cuando vas a hacer fotos de pájaros desde un aguardo, ya que los insectos no son muy activos a primera hora de la mañana y dispones de más tiempo. Puedes llevarte una agradable sorpresa si descubres alguna especie “dormida”, aún inmóvil esperando a que el sol active su hemolinfa o quizás cubierta por las gotas de rocío y aprovechar así las suaves luces del comienzo del día. La mañana parece transcurrir pausadamente y puedes dedicarte a caminar mientras buscas y observas con tranquilidad todo lo que vas encontrando a tu paso. Pero a medida que avanza la mañana y el sol comienza a calentar, la actividad de los invertebrados va aumentando progresivamente y es cuando comienzan a surgir por todas partes. Si estás en el lugar adecuado, puedes pasar horas en unos pocos metros cuadrados sin parar de hacer fotos. Y cuando llega el momento de irte a casa, tienes la sensación de que te vas a marchar en el mejor momento!


  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f11; 1/60; -0,33 eV) 

El pasado fin de semana me acerque las riberas del río Guadiloba, entre Cáceres y Trujillo, decidido a utilizar sólo el objetivo macro. La jornada apenas duró 3 horas, pero fue suficiente para  fotografiar con tranquilidad muchas especies, principalmente arañas, libélulas, mariposas  y abejas.
De todas ellas me llamó especialmente la atención un pequeño díptero perteneciente a la familia Bombyliidae y al concretamente género Phthiria, cuya belleza me pareció que bien merecía dedicarle una entrada. Estas pequeñas moscas se caracterizan por su larga y delgada probóscide que les permite libar en flores donde otros insectos jamás llegarían. Había varios ejemplares posándose en unas enormes flores de cardo  que emergían casi a ras de suelo, así que coloqué el trípode lo más bajo posible y esperé a que llegaran. Desde hace más de un año utilizo para macrofotografía una rótula micrométrica (Manfrotto 410 Junior) que aporta mucha estabilidad al equipo y que para bichos que se mueven poco o lentamente puedes hacer unos seguimientos muy buenos, evitando trepidaciones e imágenes movidas. Eso sí….hay que cogerle el tranquillo, como a todo.
Ya tuve la suerte de fotografiar este díptero años atrás, en una flor de gamón, pero se trataba de otra especie diferente del género Phthiria, con predominio de los colores blancos.


  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f11; 1/125; -0,33 eV) 

  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f16; 1/80; -0,33 eV) 

  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f5; 1/1600; -0,33 eV) 

  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f9; 1/500; -0,33 eV) 
Una peque abeja también visitó la flor del cardo

  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f13; 1/200; -1,33 eV) 

  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f13; 1/160; -1,33 eV) 

  Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f25; 1/60; -1,33 eV) 
El ejemplar de la izquierda es diferente a las Phthiria de la derecha, quizás de otro género u otra especie.....pero también con una enorme porbóscide 

 Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f20; 1/80; -1,00 eV) 

 Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f25; 1/60; -1,00 eV) 

 Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f16; 1/125; -1,00 eV) 

 Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; f14; 1/125; -1,00eV) 

 Nikon D300 + Sigma 180mm f3.5 + Flash anular Sigma Em-140 DG
 (ISO 200; 14; 1/125; -1,00eV) 

jueves, 7 de junio de 2012

Saliendo de lo más oscuro


Nikon D300+600mm f4 (ISO 320; 1/1600s; f6.3; -0,33 eV)
Garza real (Ardea cinerea) en el río Guadiana (Badajoz)

sábado, 2 de junio de 2012

Una mañana en Los Barruecos


Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/320s; f 9)
Peñas del Tesoro. Monumento Natural "Los Barruecos". 
Malpartida de Cáceres (Cáceres)

Esa noche había luna llena y me levanté temprano para intentar fotografiar la colonia de cigüeñas blancas que hay en el Caserío de los Arenales (Cáceres). Antes del amanecer la luna pasa justo por detrás los nidos y tenía en la cabeza desde hace tiempo conseguir imágenes de las siluetas de las cigüeñas recortadas sobre la luna, imaginaba los posibles encuadres cercanos y lejanos e incluso fantaseaba con captar alguna escena de las cigüeñas en movimiento con el inmenso disco blanco de fondo. La luna, un astro que da la impresión de desplazarse con pasmosa lentitud y que siempre parece estar en le mismo sitio, emprendió de repente una desenfrenada carrera por ocultarse en el horizonte y parecía avanzar más rápido cuanto más prisa me daba yo en llegar a la colonia. Al final, ella ganó la carrera y yo llegué tarde a ese mágico momento en el que la luna se alineaba con las cigüeñas. Por suerte, madrugar siempre tiene sus ventajas....cambié la ruta y me dirigí al Monumento Natural de Los Barruecos, en Malpartida de Cáceres (Cáceres), donde llegué bastante antes de que el sol apareciese.


Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11)

Y el amanecer tampoco decepcionó y menos en un lugar tan fotogénico como Los Barruecos. Los nidos de cigüeña que coronan las grandes moles de granito se recortaban sobre el cielo anaranjado, un momento que dura sólo unos minutos, hasta que el sol comienza a brillar con fuerza.

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11), reduciendo sombras

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11) 
Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11)
Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/640s; f 13) 
Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11) 

Garceta común 
Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1600; f 13) izda (ISO 200; 1/1000s; f 10) dcha

Somormujos lavancos, un instante antes de copular
Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/200s; f 7,1)

Los bolos de granito de los barruecos acogen a un singular colonia de cigüeña blanca, una las más numerosas que se pueden encontrar anidando sobre rocas. Más de 50 parejas han llegado a instalarse sobre las rocas y se ha convertido en la especie emblemática de este espacio protegido y también del municipio de Malpartida de Cáceres, cuyo casco urbano  acoge a más de 100 parejas. Tanto es así, que la web del Ayuntamiento de Malpartida dispone de un apartado dedicado a la cigüeña, con los censos anuales y todos los nidos georeferenciados. Todos los años el Ayuntamiento organiza La Semana de la Cigüeña, que incluye un concurso de forografía y otro de narración corta dedicado a esta especie.

Una de los atractivos de los Barruecos es poder fotografiar a las cigüeñas con el curioso contraste de las rocas de granito y el cielo azul.

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 11) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1000s; f 8) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1000s; f 8) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/900s; f 7,1) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/800s; f 11) 

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/800s; f 11) 

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/800s; f 11)

Las siguientes, son de mi pareja de cigüeñas preferida, que regenta un nido con vistas a las laderas la Sierra de San Pedro. Es de los pocos que está en una roca a baja altura y permite incluir como fondo otro paisaje.

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/250s; f 5,6) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 7.1) 

Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/640s; f 8) 

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 9) 

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 9)

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1250s; f 5.6) 

Acostumbradas a trasiego de visitantes, a las cigüeñas no les incomoda en exceso la presencia de la gente y resulta fácil conseguir primeros planos.
 
 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 9) 

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/500s; f 9) 


Una pareja de golondrinas dáuricas nidifica en el hueco de una gran roca de granito. Buena parte de la mañana la dediqué a intentar conseguir alguna imagen en vuelo....y estas fueron las dos que se salvaron de varias decenas de intentos:

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/2000; f 5.6)

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1250; f 6,3)

Una de las curiosidades que encontré fue esta pareja de estorninos negros que había instalado su nido en una estrecha grieta en una de las rocas de granito.

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1250s; f 7.1)

 Nikon D300+ 600mm f4 (ISO 200; 1/1250s; f 7.1)

Y por último, tres encuadres y tres procesados diferentes de la misma roca:

 Nikon D300+ Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/320; f 9)

Nikon D300+ Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/250; f 8)

Nikon D300+ Sigma 10-20mm (ISO 200; 1/160; f 2,3; -0,33 eV)