viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz 2011 a todos!


Antes de que termine el año quisiera agradeceros a todos de corazón las más de 27.000 visitas que habéis realizado a “mi chajurdo” durante 2010, tanto a través del blog como desde los enlaces en Facebook y Flicker. Vosotros sois mi principal motivación y estímulo para seguir aquí compartiendo imágenes y contando cosas.

Mis mejores deseos para todos en 2011!

Gracias!

martes, 28 de diciembre de 2010

La garza ladrona

La garza ladrona, ajustando las dioptrías de mis prismáticos
Azud del Río Guadiana (Badajoz)

No os vais a creer lo que me ocurrió el otro día en el campo. El caso es que estaba en metido en mi chajurdo cuando aún era casi de noche, esperando a que amaneciese para fotografiar las aves del azud. De repente, escuché un ruido detrás, como si alguien estuviese rebuscando algo en mi mochila. Cuando me giré, vi la cabeza de una garza que había metido su largo cuello por la puerta de atrás del chajurdo. “¡Pero cómo puede ser!”, me dije.  Tanto me sorprendí, que a punto estuve de caerme de la silla plegable. La garza huyó despavorida, pero me pareció que llevaba algo fuertemente agarrado en su pico mientras se alejaba. No le di más importancia a esta anécdota, que me pareció un curioso e inexplicable comportamiento de las garzas. “Verás cuando se lo cuente a los colegas”, pensaba yo.

Unos minutos más tarde, cuando el sol empezaba a salir, comencé a hacer las primeras fotos de las siluetas de las aves posadas en el muro del azud. Fue entonces cuando me quedé helado: apareció una garza que llevaba colgados unos prismáticos del cuello! ¡Esto sí que es raro! Instintivamente eché mano a mi mochila y comprobé asombrado que mis queridos e inseparables prismáticos Swarovski de 10x40 ya no estaban allí. ¡La garza ladrona se los había llevado!.

Hubo unos minutos en los que no supe ni que hacer, colapsado por lo que me estaba sucediendo. Cuando recobré la calma y di por perdidos mis prismáticos (bueno, por robados, mejor dicho), me dediqué a hacer fotos de la delincuente para que quedase constancia gráfica….y por lo menos que nadie me tomase por un loco de remate. Me dio la impresión de que no era la primera vez que la garza utilizaba unos prismáticos, ya que los manejaba con soltura, y además, lo primero que hizo fue corregir el ajuste de las dioptrías (que es precisamente el momento que muestro en la imagen).

En fin, después de esta insólita experiencia os recomiendo que dejéis bien cerrado el chajurdo por detrás y que no os fiéis ni de las garzas!

lunes, 27 de diciembre de 2010

El año más lluvioso desde 1940

 Azud del río Guadiana (Badajoz)
23 de diciembre de 2010
(a partir de 5 imágenes unidas con Photomerge) Mejor pinchando

Según la Agencia Estatal de Meteorología, el año 2010 ha sido el más lluvioso desde 1940 en  Badajoz, o lo que es lo mismo, el más lluvioso en los últimos 70 años. Así, en el período comprendido entre septiembre de 2009 y septiembre de 2010 se recogieron 744 litros/m2, destacando notablemente en las estadísticas de los últimos tiempos. Desconozco por qué se ha considerado para estos cálculos un ciclo de 12 meses tomando como referencia septiembre en lugar de diciembre (lo que vendía a ser un año natural), pero si se hubiesen incluido además las grandes precipitaciones de los dos últimos meses de 2010, seguramente los resultados podrían haber confirmado que sido el año más lluvioso desde 1910.

En estas imágenes se aprecia el enorme caudal que lleva el Rio Guadiana en estos días a su paso por Badajoz, en parte engrandecido por la necesidad de desembalsar algunos de los embalses situados aguas arriba (Zújar, Orellana, Alange y Tentudía) para disminuir su cota de llenado en previsión de nuevas precipitaciones. 

Este es uno de mis tramos preferidos del Guadiana y donde suelo conseguir muchas de las imágenes que aparecen en el blog.....pero  los lugares en los que habitualmente coloco mi chajurdo se encuentran ahora cubiertos por más de 2 m de agua! Habrá que esperar a que pase la corriente!



Azud del río Guadiana (Badajoz)
23 de diciembre de 2010
Mejor pinchando 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Una escena poco habitual

Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 320; 1/1000; f5; -0,3 eV)
Azud del Río Guadiana (Badajoz)
diciembre de 2009

La polla de agua (Gallinula chloropus) es una especie fácil de fotografiar por ser muy abundante en casi cualquier zona húmeda y suele acabar apareciendo delante del chajurdo una vez que ha vencido su habitual timidez. La mayoría de las veces la he fotografiado saliendo de la vegetación, caminando sobre los nenúfares, nadando o incluso en sus peleas territoriales, siendo siempre una especie muy fotogénica por su elegante plumaje negro y los contrastes rojos de su pico y patas. Pero en muy pocas ocasiones había logrado una imagen suya en vuelo y esta que os muestro me pareció curiosa por aparecer desplegando sus alas, justo en el momento de aterrizar sobre la corriente de agua.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Abubilla


Abubilla (Upupa epops)
Hernán Cortés (Badajoz), diciembre 2010
Nikon D300 + 600mm f4 (ISO 320; 1/100; f4; -0,33eV)

Hace un par de años subí al blog una entrada titulada "La abubilla que no quería ser estival", donde contaba el cambio que parecía haberse producido en el estatus de esta especie, cuyas poblaciones, en lugar de migrar al sur, permanecen en invierno en muchas zonas de su área de distribución. En Extremadura una gran parte de las abubillas son sedentarias,  pero con toda seguridad también debe acoger a poblaciones provenientes de áreas más norteñas.
Estos días me he vuelto a acordar de las abubillas al releer unos textos en los que se citaba una curiosa leyenda popular de Castilla que aseguraba que estas aves se escondían en los huecos de los árboles durante el invierno, entrando en una especie de letargo y alimentándose de sus propias heces para sobrevivir. En contraste con esta inverosímil leyenda, en los regadíos de las vegas altas del Guadiana las poblaciones invernantes son bastante importantes, ocupando principalmente bordes de caminos, canales y rastrojos de arroz y maíz. Hasta los días más fríos del invierno, cuando el hielo lo cubre todo, las abubillas se muestran muy activas durante todo el día, posiblemente porque el alimento es escaso (principalmente los invertebrados) y deben rastrear más territorio para encontrarlo.

martes, 7 de diciembre de 2010

La noche cae sobre el Castillo de La Encomienda


 Castillo de La Encomienda o de Castelnovo
Vegas Altas de Guadiana, Villanueva de la Serena (Badajoz)
Nikon D300 +Tamron 18-50mm (ISO 200; 1/500; f13; medición puntual)

De regreso a casa después de disfrutar con un montón de amigos en el II Festival de las Grullas, no tuve más remedio que parar a hacer esta foto del Castillo de La Encomienda, aprovechando las últimas luces del día y las primeras oscuridades de la noche.

El Castillo de La Encomienda o de Castelnovo está emplazado en una modesta elevación de afloramientos de cuarcita, dominando sobre las fértiles vegas del Guadiana y de los ríos Ruecas y Gargáligas. Desde sus almenas se divisan las sierras de Montánchez y Las Villuercas en el horizonte y la sucesión de sierras que delimitan los ondulados campos de comarca de La Serena.  Justo a sus pies, el Guadiana y el Zújar se funden para siempre en un único cauce.

Alrededor del castillo hay otros cuatro  pequeños cerros (Cerro de la Serrezuela, Cerro del Acebuchal, Cerro de la Barca y Cerro de la Silla) y aunque todos ellos son de mayor altitud (entre 300 y 354 m), sus pobladores debieron elegir este emplazamiento por razones prácticas o estratégicas. En algunos escritos se asegura que fue edificado sobre las ruinas del castillo musulmán de Mojafár, aunque otros sitúan dicho castillo en Tamborrío, el punto más alto del Cerro de la Serrezuela y del que sólo quedarían restos que el tiempo y el hombre no han respetado. El castillo que vemos actualmente fue construido por la Orden de Alcántara, siendo sede y residencia de los Comendadores de dicha Orden y contando con diversos añadidos contemporáneos.

En el mapa a escala 1:25.000 se puede ver la ubicación de los cerros que rodean el Castillo de la Encomienda (tomado de SIGPAC)

Ver Castillo de La Encomienda en un mapa más grande
Ampliando el mapa se aprecia ese carácter de "isla" de estos cerros rodeados por un mar de cultivos de regadío

Estos cerros aún conservan la vegetación que antaño cubrió gran parte de fértiles vegas de la cuenca del Guadiana, manteniendo algunas manchas de dehesas, densos acebuchales y pastizales naturales dominados por la retama, que pudieron salvarse de las parcelaciones por encontrarse por encima de la cota de riego. Fueron mudos testigos de cómo los terrenos circundantes, casi hasta donde la vista alcanza, se transformaron progresivamente en cultivos de regadío con la llegada del “Plan Badajoz”, convirtiéndose por ello en auténticas islas de biodiversidad. Una de las innumerables dehesas que fueron taladas para dar paso a la agricultura fue la “Dehesa de la Encomienda de Castelnovo”, un encinar que rodeaba el castillo y se extendía sobre algo más de 2100 ha en las inmediaciones de Vadivia (uno de los llamados “pueblos de colonización” edificados para asentar a aquellos que luego trabajarían las nuevas tierras de regadío.) Si ahora nos parece espectacular el castillo y su entono, ¡qué podríamos decir si hubiésemos conocido todos estos parajes cubiertos de encinas!

Desde la ventana de mi casa en Villanueva de la Serena, donde viví hasta los 18 años, se podía ver el Castillo de la Encomienda emergiendo entre el Cerro de la Barca y el de la Serrezuela, luciendo los tonos grisáceos de su mampostería. Este referente histórico hizo que mi imaginación se entretuviese muchas veces intentando recrear el paisaje de estas tierras siglos atrás,  convirtiéndose a veces en un complicado ejercicio debido al cambio tan radical que sufrieron tantas miles de hectáreas y a las pocas referencias que quedan de su pasado natural sobre el terreno.