lunes, 9 de febrero de 2009

.....y grullas al amanecer


Hace unos días comentaba las diferencias culturales existentes entre Suecia y Extremadura, que ponen en evidencia grandes contrastes a la hora de sentir y valorar la convivencia con una especie como la grulla común.
Sin lugar a dudas, el mejor ejemplo de la pasión que los suecos sienten por estas aves lo encontramos en el Lago Hornborga, situado entre los dos lagos más grandes de Suecia (Vänern y Vättern), en el condado de Västra Götaland, en la mitad occidental del país.


Al comienzo de la primavera, el Lago Hornborga es utilizado por más de 10.000 grullas como lugar de concentración y descanso en la ruta hacia sus zonas de reproducción situadas más al norte. Durante poco más de cuatro semanas las grullas protagonizan un extraordinario espectáculo en las orillas de este lago, exhibiendo su llamativa danza nupcial y convirtiéndose en un importante destino turístico que atrae a más de 200.000 personas.
Un estudio realizado en 2005 por el Instituto Sueco de Turismo reveló que la mayor parte de los visitantes procedían de la región donde se encuentra el lago (63%), mientras que el resto llegaban desde otras regiones del Suecia (22%) o de otros países, principalmente Alemania, Noruega y Finlandia (8%), afianzándose como un importante destino turístico de ámbito nacional y muy valorado a nivel regional. La edad media de los visitantes era de 48 años (el 40% mayores de 55 años) y más del 68% ya habían estado con anterioridad allí, tratándose por tanto de un destino que muchos turistas repiten cada año (más de un 15% había estado allí entre 11 y 20 veces). La importante afluencia de público hace que durante estas semanas la ocupación hotelera alcance el máximo anual, a la vez que es el mejor momento del año para restaurantes, cafeterías o establecimientos de dedicados a la venta regalos, artesanía o productos locales. El turismo genera en este período un volumen de ventas que supera los 36 millones de coronas suecas (al cambio 3.444.300 euros, casi 575 millones de las antiguas pesetas), convirtiendo a las grullas en uno de los principales recursos económicos en la comarca. Para entender la verdadera dimensión de estas cifras bastaría con compararlas con los 450.000 visitantes anuales que recibe la ciudad de Mérida, declarada Patrimonio de la Humanidad y uno de los destinos turísticos más importantes de Extremadura. En un mes, las grullas del Lago Hornborga atraen a más de la mitad de los turistas que vistan Mérida en todo un año. ¿A que es para detenerse a pensar en ello?

He tenido la oportunidad de visitar en cinco ocasiones el Lago Hornborga en primavera, coincidiendo con la fecha de la danza de las grullas. Para un extremeño como yo, “jartito” de ver grullas todos los inviernos, cuando te encuentras ante un espectáculo así las aves pasan a un segundo plano. Lo que realmente me impresionó las veces que allí estuve fue contemplar centenares de coches, caravanas y autobuses aparcados y miles de personas tras una larga barandilla de madera observando las grullas, casi en silencio.




Ambiente en los miradores


Allí podías encontrarte con todo tipo de público, desde niños entusiasmados con sus guías de aves a señoras octogenarias con bastón, llevando sus prismáticos Leica en el bolso con la misma naturalidad que mi abuela llevaba el abanico o el paquete de almendras garrapiñadas para los nietos, todos ellos mezclados con decenas de fotógrafos con sus impresionantes teleobjetivos, familias, excursiones de colegios y jubilados, ornitólogos, pajareros, voluntarios explicando el comportamiento de las aves a todo el mundo, etc. Curiosamente, el porcentaje de visitantes que acuden allí por su afición a las aves no era superior al de personas atraídas sólo por espectáculo de ver a las grullas.


No hay edad para la curiosidad

Grullero sueco

He de reconocer que vivir en directo esta impresionante movilización social para ver las grullas me llegó a lo más hondo y me hizo sentir que estábamos a años luz de llegar a una situación similar. Las grullas son para los suecos un símbolo de la llegada de la primavera (después de pasar una larga temporada bajo cero, allí ponen más énfasis en esta celebración), pero además culturalmente tienen asumido el contacto con la naturaleza como algo habitual y gratificante, formando parte de sus actividades de ocio y tiempo libre. Este impresionante respaldo social hace posible que las grullas, unas simples aves, puedan ser un motor socioeconómico dentro de una comarca.
Cuando intentas imaginar algo así en tu tierra, te das cuenta que serán necesarios muchos años para que esa transformación cultural llegue hasta la mayoría de la gente. En Extremadura las grullas están presentes desde noviembre a febrero (4 meses, en vez de 4 semanas!!!), con poblaciones invernantes que pueden alcanzar hasta las 70.000 aves, repartidas en diferentes núcleos de los la mayoría tienen más de 2.000 grullas y ocupando hábitats con un gran valor paisajístico. Quizás algún día nos llegue también ese momento, puede que haga falta que pasen un par de generaciones para que aprendamos a valorar nuestros recursos naturales….pero ojalá que cuando ocurra no sea demasiado tarde.
Mientras tanto, habrá iluminados que nos intentarán convencer de que nuestras posibilidades de desarrollo pasan por transformar el campo en polígonos industriales, aunque sea a costa invadir y alterar enclaves ambientalmente valiosos, con la justificación de son proyectos que generan riqueza, puestos de trabajo e incluso energía “limpia”. Pero además querrán sacarnos de nuestra ignorancia y encima nos harán creer que son la garantía para conservar las grullas y sus valiosos hábitats.

Aquí podéis ver algunas imágenes que hice en el Lago Hornborga a mediados de los 90, cuando se llevaban las cámaras reflex analógicas que algunos de vosotros aún recordaréis. También os dejo unos enlaces para aquellos que queráis saber algo más sobre este lugar, que además es un paraíso para los fotógrafos. Se alquilan unos pequeños hides de madera situados en medio las grullas (en medio quiere decir rodeados por las grullas, para hacer fotos con el gran angular y el macro), perfectamente acondicionados y desde donde además se pueden fotografiar otras aves acuáticas (a 75€ por persona y día). Desde las barandillas también se hacen muy buenas fotos porque las grullas permanecen casi al lado de la gente, a escasa distancia. Desde luego que no parecen las mismas grullas que unas semanas antes volaban apresuradas cuando veían aparecer un coche a 2 km de distancia. ¿Por qué será?

Vista del "Trandansen", el centro de interpretación dedicado a las grullas y situado a orillas del lago. Abre sólo del 15 de marzo al 20 de abril. El resto del año permanece cerrado.

Las barandillas para ver las grullas. Y no se sale nadie!!!!

Las barandillas y las grullas al lado, tan tranquilas

Un momento en "hora punta" en una de las pasarelas que llevan a los observatorios.

Grullas fotografiadas desde la barandilla
Diariamente distribuyen 1 tonelada de trigo por las orillas del lago para que no les falte alimento a las grullas....por eso salen todas comiendo!
El lago y los grandes robles. A la derecha, uno de los hides para hacer fotos.
Logo de una asociación ornitológica local
Uno de los guías voluntarios que se encargan de explicar y aclarar dudas a los visitantes
Dos fotógrafos de los cientos que se juntan aquí cualquier día

Esta enorme grulla da la bienvenida a la enrtada de Falköping, uno de los pueblos más cercanos al Lago Hornborga
Carteles limitando el acceso por algunos caminos para evitar molestar a las grullas

Y así empezó todo, en los 70!!!!

Tampoco falta el humor!


Ver mapa más grande

6 comentarios:

  1. No solo estamos a años luz en temas ambientales, sino en otros muchos aspectos. El nivel de vida, renta percápita y sobre todo la educación que reciben los suecos desde la más tierna infancia, hacen de ello un pais algo ( bastante ) diferente al nuestro. Aunque no tienen ni el clima ni el jamón pata negra que tenemos nosotros :-)).
    Saludos

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  2. de entrada aqui es posible que la barandilla estuviese llena de escopeteros a la caza de algun pato o lo que se mueva.es evidente que que tenemos que hacer un gran esfuerzo diario para convencernos de que los pajareros no somos unos chiflados.mientras tanto lo que podemos seguir haciendo es divulgar en la medida de lo posible lo que hacemos.vivo en un pueblo de 350 habitantes,tengo expuestas fotos en el bar del pueblo y todavia hay gente que te pregunta ¿de estos hay aqui?, en fin mientras la mayoria se dedique a mirar sin ver seguiremos igual.
    buen trabajo atanasio

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  3. flipante, como bien dices estamos a años luz. Muchas mentes y escopetas hay que reciclar para llegar a algo así. Haber si nuestros nietos consiguen verlo. un abrazo y haber si nos vemos

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  4. No hace mucho que sigo tu blog pero creo que se ha convertido en fuente indiscutible para mí de información. Como pajarero que soy (me gusta más que ornitólogo pues esto último suena muy docto) encuentro en tus relatos experiencias vivas que compartes con buen criterio. Sigue en esta línea y, quién sabe, tal vez entre todos lleguemos a concienciar a todo el mundo sobre la necesidad de cuidar de nuestras aves y de nuestro medioambiente viendo como otros pueblos ya lo hacen.
    Enhorabuena!

    Salu2

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  5. Impresionante el "gentío" que se reune, ya sea por moda o porque simplemente hay más personas que aqui que valoran un espectáculo como ese.
    Tengo cierta curiosidad por saber el porqué de la mayor confianza que parecen mostrar las grullas allí: el clima, el celo, según cómo las traten en el lugar de acogida...
    Estupendo artículo, habrá que seguir de certa el lugar este. Un saludo.

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  6. Nacho, felicidades por abrir esta ventana al mundo y también por su impecable contenido. Un abrazo. Pepe Antolín

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