lunes, 22 de diciembre de 2008
Los días de Alcyone
La denominación en latín del género del Martín Pescador (Alcedo) tiene su origen en un personaje de la mitología griega llamado Alcyone, la Diosa de las Tormentas, cuya vida estuvo fatalmente marcada por la muerte de su marido. Los Dioses, compadeciéndose de su dolor, decidieron convertir a Alcyone en un Martín pescador. Mientras intentaba reconstruir la historia de Alcyone he descubierto con asombro que existen varias versiones de los hechos, algunas curiosamente contradictorias. Las leyendas mitológicas tienen ese especial encanto de no poder saber si son realmente ciertas (¿alguien lo duda?), así que la versión que me parece más “creíble” es la que os cuento a continuación.
Alcyone (también llamada Alción o Halcyon) era hija de Eolo, el Dios de los Vientos y estaba casada con Ceix, Rey de Trachis (Thessaly, en la Grecia actual). Ceix, necesitado de realizar una consulta al Oráculo de Apolo tuvo que viajar a Delfos navegando con su barco a través del mar Mediterráneo, ya que en aquellos tiempos eran muy frecuentes los ataques de los bandidos y no era aconsejable realizar el viaje por tierra. Alcyone, asustada por los malos presagios que había tenido sobre el viaje de su marido, intentó convencerle por todos los medios que desistiera de hacerlo o que al menos le permitiese ir en su compañía. Ceis no accedió a las súplicas de Alcyone y emprendió el viaje en solitario. Al poco de partir, una inesperada y brutal tormenta hizo naufragar su barco y murió ahogado, confirmándose así los temores de Alcyone.
Morfeo se encargó de comunicarle a Alcyone el trágico final de su marido haciéndole ver en sus sueños la tragedia ocurrida y, al despertar, corrió desesperada a la costa en busca de Ceis, al que encontró muerto entre los restos del naufragio. Apesadumbrada por la pérdida de su amado, decidió suicidarse arrojándose a las aguas del mar. Este gesto de amor desmedido y desgarrador logró conmover a los Dioses, que se apiadaron del infortunio de los amantes. Fue entonces cuando decidieron convertir a Alcyone y a Ceis en una pareja de Martines pescadores, regresando de nuevo al mundo de los vivos convertidos en aves de gran belleza.
Pero los Dioses arreglaron el problema a medias: al contrario que las demás aves, Alcyone debía incubar sus huevos en invierno, en un nido construido en la orilla de la playa, muy cerca del lugar donde encontró a Ceis. Las tormentas y tempestades del invierno asolaban las playas con sus grandes olas y provocaban que cada año perdiese sus huevos o sus pollos. Abatida por tanto infortunio, volvió a suplicar ayuda a los Dioses para poder criar felizmente a su descendencia. Zeus se compadeció de Alcyone y decidió concederle 14 días de calma en pleno invierno, que serían suficientes para poder incubar sus huevos con tranquilidad.
Desde entonces se conocen como “los días de Alcyone” a los siete días previos y posteriores al solsticio de invierno (el 21 de diciembre), en los que el viento y los mares permanecen en completa calma. Aunque es una expresión poco utilizada coloquialmente, se suele citar para hacer referencia a la llegada de un período de paz y felicidad, y pese a que en su origen no tenía relación alguna, actualmente los días de Alcyone coinciden con la celebración de la Navidad.
Otra de las versiones cuenta que Alcyone y Ceis presumían vanidosamente de su amor, proclamando que era aún mayor que el que se profesaban Zeus y Hera, provocando con ello la ira de los Dioses. En venganza por semejante afrenta, dicen que Zeus lanzó el rayo que hundió el barco de Ceis. Después, convirtió a Alcyone en Martín pescador y a Ceis en Alcatraz (menudo castigo, una pareja imposible...como la del elefante y la hormiga!). Lo que si queda claro es que los Dioses de la fecunda mitología griega tenían mucho temperamento pero pocos conocimientos de biología. Los días de Alcyone no dejan de ser un apaño para enmendar un tremendo error, ya que es todo un castigo divino hacer a un ave criar en pleno invierno. Los Martines pescadores tampoco hacen sus nidos en las playas ni tienen una especial vinculación con los hábitats costeros....quizás la leyenda los confundió con gaviotas o charranes. En fin, las leyendas son así, es mejor no interpretarlas si con ello pierden su encanto.......y también conviene no llevar la contraria a los Dioses, por lo que pueda pasar!
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Hola Atanasio
ResponderEliminarEl otro día vi este pajarito y me quedé pensando que la naturaleza fue injusta con él; tiene colores hermosos, pero le dio una cabeza muy grande para su cuerpo.¿Será que le habrá llevado la contraria a los Dioses? Igual, me encanta, es simpático.
Me encantó la historia, creo que ese tipo de amor ya no existe, hoy nadie se suicida por nadie!
Saludos
Son muy buenas las dos. Por cierto, ¿tú sabes por qué el martín pescador a veces luce descaradamente verde, y otras, muestra su cubierta de plumas de un azul intenso? Yo aún no lo sé, por eso lo pregunto.
ResponderEliminarRamón García Durán
Estupenda la historia de Alcyone y Ceis, por cierto en Brasil observé a Ceryle torquatus en la playa de Morro de Sao Paulo, Un abrazo
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