viernes, 28 de noviembre de 2008
El Calamón y las lavadoras
En Extremadura el Calamón únicamente estaba citado como reproductor en el Embalse de Arrocampo (Cáceres), famoso por servir para refrigerar los reactores de la Central Nuclear de Almaraz, y donde se mantiene desde hace años una importante población que supera las 50 parejas. Fuera de este enclave los avistamientos solían ser ocasionales en la región y siempre fuera del período reproductor, generalmente de aves asociadas a los humedales y cultivos de las vegas del Guadiana o en el propio río. Pero el año pasado saltó la sorpresa y se confirmó por primera vez su reproducción en la provincia de Badajoz, observándose una pareja con pollos en el Río Aljucén, justo en su desembocadura en el Río Guadiana aguas abajo de Mérida.
Este año he tenido la oportunidad de ver y fotografiar a dos parejas de Calamones en este lugar, una de ellas con pollos volanderos y otra con pollos de pocos días. Nuestro compañero José Mª Benítez tiene controlada al menos otra pareja más en el tramo urbano del Guadiana a su paso por Mérida, también con pollos.
Es más que posible que el Calamón esté extendiendo su área de distribución en la región, tendencia ya observada en otras zonas peninsulares, aprovechando la disponibilidad de un hábitat favorable para nidificar y alimentarse, constituido especialmente por las grandes masas de eneas y carrizos. La escasa visibilidad que ofrece este tipo de vegetación por su densa cobertura y los discretos hábitos del Calamón, seguramente han debido condicionar que aún no haya sido detectado en algunos lugares potencialmente favorables.....así que habrá que estar atentos!
Se conoce popularmente como eneas o espadañas a las especies del género Typha (T. dominguensis, T. latifolia y T. angustifolia), cuya presencia es cada vez más dominante en nuestros ríos y en casi en cualquier zona húmeda. Esta creciente abundancia, al igual que otras muchas cosas en nuestro entrono, no es fruto del azar y tiene su justificación.
Hace unos años, me impactó algo que escuché en una charla en la que dos grandes botánicos extremeños (José Luis Pérez Chiscano y Miguel Ladero) hablaban de los valores naturales que se perderían con la construcción de la presa de Alqueva (Portugal), el más duro golpe asestado al Guadiana en los tiempos recientes. Recordaban que cuando ellos eran jóvenes, hace más de medio siglo de esto, las eneas eran plantas relativamente escasas en Extremadura (y supongo que en otras regiones ocurriría algo similar), con una distribución puntual asociada prácticamente a lagunas y aguas estancadas, pero rara vez presentes en los ríos. Ambos explicaban que la proliferación de estas especies estaba asociada a la llegada de las lavadoras a nuestra vida cotidiana y al uso generalizado de detergentes......, todo ello en detrimento de la tradicional pila y la pastilla de jabón. (“Hasta que la primera lavadora no llegó a mi pueblo....no vi yo una enea en el arroyo!”, decía Ladero). Los componentes del jabón eran fácilmente biodegradables, mientras que los nuevos detergentes sintéticos, que incluyen en su formulación los terribles polifosfatos de sodio, constituyen un agente contaminante de primer orden. Llevamos décadas vertiendo sin cesar a nuestros ríos toneladas de agua cargadas con fosfatos procedentes de los lavados domésticos e industriales, que han favorecido la proliferación de las diferentes especies de eneas, todas ellas con una gran capacidad para retener fosfatos, nitratos y metales pesados. De hecho, existen numerosas experiencias sobre la utilización de estas plantas para depuración de aguas contaminadas y para eliminar metales pasados. Este grave problema ambiental está obligando a los fabricantes de detergentes a eliminar los fosfatos de su composición y lograr formulas que sean rápidamente biodegradables.
Por otra parte, la moderna agricultura intensiva introdujo el uso indiscriminado de los fertilizantes nitrogenados, cuyo exceso termina siempre de un modo u otro en los ríos, creando el caldo de cultivo adecuado para que proliferen las extensas orlas de eneas en las riveras y en todas las redes de conducción de agua asociadas a los regadíos (canales, desagües, charcas), así como otras plantas nitrófilas.
Por tanto, la presencia masiva de las eneas es un hecho relativamente reciente y propiciado por la contaminación que el hombre genera con sus vertidos en los cursos fluviales. Para comprobar este hecho basta con que busquemos fotos antiguas de nuestros ríos (con que sean anteriores al los años 50 o 40 es suficiente) y veremos que las orillas estaban limpias de eneas y las especies dominantes eran fresnos, sauces adelfas, etc., un paisaje radicalmente diferente al que ahora conocemos.
El caso es que la proliferación de las eneas ha permitido que numerosas especies hayan encontrado ahora un excelente hábitat para instalarse, aumentando con ello la diversidad y riqueza en los cursos fluviales y los humedales. Al igual que el Calamón, otras aves como el Avetoro, el Avetorillo, el Rascón, el Aguilucho lagunero, los Carriceros y Carricerines, las Polluelas, la Buscarla unicolor, el Pájaro moscón o el Bigotudo, entre otros, difícilmente estarían presentes sin el cobijo de las densas coberturas de eneas y carrizos.
Visto de este modo.....!todo se vuelve relativo! ¿ Acaso la contaminación puede favorecer a las especies amenazadas?
Enlace a esta imagen en Fotonatura
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Hola, soy Marcos Soriano, un amigo de Victor Pizarro. Te escribo por que he visto esta entrada del Calamón y curiosamente mi padre me comentó el otro día que había visto un par en el río Guadiana a su paso por Badajoz, cerca del puente de la universidad. Estaba muy emocionado porque decía que era una cosa muy extraña, yo tampoco le hice mucho caso pero viendo tu blog parece que no es muy habitual. Te lo digo porque él dice que los tiene localizados, por si te interesa que te diga donde.
ResponderEliminarAprovecho para decirte que, aunque no sea muy pajarero, me ha gustado mucho tu blog.
Un saludo.