jueves, 27 de noviembre de 2008
Lo que el Elanio azul nos puede contar
A veces se olvida que el Elanio azul es una especie relativamente nueva en la avifauna ibérica, constatándose su presencia como reproductor a principios de los años 70. Las imágenes publicadas por los famosos fotógrafos Willy Suetens y Paul Van Groenendael fueron para muchos, entre los que me incluyo, el primer contacto con esta especie que resultaba entonces tan exótica. Parece probado que las primeras aves que llegaron a la Península Ibérica procedían de las cercanas poblaciones del norte de África, descubriéndose los primeros nidos inicialmente en Portugal y más tarde en Extremadura y Andalucía. Su población ha experimentado una gran expansión en los últimos 35-40 años, que según los censos más recientes se estima en unas 1.000 parejas, encontrándose en Extremadura los más importantes efectivos reproductores e invernantes.
Resulta evidente que esta especie propia de las sabanas africanas ha sabido colonizar con éxito las dehesas con escasa densidad de árboles y cultivadas con cereales, un hábitat que se asemeja estructuralmente al que originariamente ocupa en África. Fue entonces cuando se valoró la importancia de esta especie como indicador de la terrible deforestación que estaba sufriendo nuestro tapiz vegetal, la herencia histórica de millones de hectáreas de encinares y alcornocales talados o adehesados (aclarados) y que dieron lugar a un paisaje “sabanoide” en grandes extensiones de España y Portugal. La facilidad con que la especie se ha expandido en tan poco tiempo es un claro indicio de que ha encontrado un hábitat favorable que le ha permitido prosperar, un hecho que además nos abre los ojos ante una penosa realidad: el absurdo modo en que hemos dilapidado nuestro valioso patrimonio forestal.
No obstante, debemos ser conscientes de que estamos ante una especie que en el futuro va a tener aún más valor como indicadora de la alteración de los hábitats naturales y agrarios. Además de los problemas de conservación que afectan a la mayor parte de las rapaces (caza ilegal, envenenamiento, electrocución, molestias durante la reproducción, expolio de nidos, etc...), el Elanio azul deberá enfrentarse a en poco tiempo a otro más grave: la pérdida de su hábitat. La misma razón que trajo aquí a esta rapaz desde las sabanas, puede convertirse en su mayor amenaza. La dehesas abiertas, con densidades de arbolado comprendidas entre 1 y 20 árboles por hectárea, son hábitats de gran fragilidad. Cuanto menor es el número de árboles, más fácil es que termine desapreciando la cobertura arbórea. En estas dehesas es ya imposible la regeneración natural a partir de la producción de bellotas y los escasos árboles que las conforman están sometidos además a una agresiva presión agrícola, abusivas podas de mecanización, incendios provocados por las quemas de rastrojos, roturaciones, enfermedades, plagas,....por lo que están condenadas a desaparecer si la incidencia de estos factores no se invierte. Del mismo modo, los cultivos extensivos de cereal son imprescindibles para su subsistencia, por un lado constituyen su principal fuente de alimento (roedores, pequeñas aves, reptiles, insectos) y, por otro, las dehesas cultivadas con cereales son las seleccionadas preferentemente para nidificar por estas rapaces, ya que desde que se siembran hasta que se cosechan a penas reciben molestias humanas. En las últimas décadas los usos y aprovechamientos agrícolas han sufrido grandes cambios que han provocado una drástica disminución de la superficie de los tradicionales cultivos extensivos de secano en favor de los intensivos y de regadío, suponiendo una amenaza más a tener en cuenta.
Por tanto, del mismo modo que su presencia delata el imparable avance de la deforestación, en las próximas décadas deberemos estar atentos a la posible desaparición del Elanio azul de muchas de las zonas donde actualmente se encuentra y será la prueba de que la simplificación estructural de los hábitats agrícolas extensivos ha llegado a un punto crítico. Es ahora cuando estamos a tiempo de solucionar el problema si no queremos perder uno de nuestros hábitats más valiosos. Se han invertido millones de euros en intentar crear bosques de encinas en las tierras agrícolas marginales, pero muy poco en asegurar y estabilizar la continuidad de las dehesas integradas en los medios agrícolas.
Y como sabéis, el Elanio azul no vive solo: le acompañan avutardas, sisones, grullas, aguiluchos cenizos, cernícalos primillas, carracas y otras muchas especies de interés con las que comparte este valioso hábitat.
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